El Instituto de Política Familiar está preparando el “Informe sobre la evolución de la Familia en Europa”, que presentará este otoño en Estrasburgo. En este trabajo, toda una serie de datos e indicadores nos permite apreciar, de una forma objetiva, la situación de la familia en nuestra sociedad. Dado que la familia es la base social, la valoración de su estado permitirá medir también el estado de la sociedad, en muchos aspectos esenciales.
Se dicen muchas cosas de la familia en nuestras sociedades occidentales: que está en crisis, que es un “modelo” que se ha de cambiar, etc. Muchas veces son opiniones, fruto de ideologías apriorísticas o de visiones voluntaristas, pero de alguna forma todos percibimos que realmente hay graves problemas.
Análisis
Salvo que se especifique lo contrario, los datos se refieren a la Unión Europea.
• Población inmigrante. La población europea sigue creciendo, principalmente por la inmigración. En 2009 hemos alcanzado los 500 millones de habitantes (20 millones más que hace 10 años) en la UE27, pero el 80% de esos nuevos europeos son inmigrantes.
• Europa es cada vez más vieja. Un sexto de los europeos tiene más de 65 años. Ha incrementa su peso un 27% en los últimos 20 años. Además, ya hay más de 21 millones de la “cuarta” edad (mayores de 80 años).
• Rombo poblacional. Ya no se puede hablar de una pirámide poblacional, realmente es un “rombo poblacional”, con una base menguante y una cumbre creciente.
• Previsiones alarmantes. Las previsiones son todavía más preocupantes: la población todavía crecerá ligeramente hasta 2040, pero basado sólo en la inmigración (unos 56 millones hasta 2060) y un mayor envejecimiento, y luego descenderá. Hacia 2.060 habrá unos 506 millones de habitantes, pero 146 (28,8%) serán mayores de 65 años y 61 (12,1%) mayores de 80 años. Por el contrario sólo habrá 71 millones de niños (menores de 15 años).
• Cada vez nacen menos niños. Actualmente nacen 774.000 menos que hace 25 años y no se llega a los 5,4 millones anuales, y eso a pesar del aumento de la población mencionado anteriormente.
• Índice de fecundidad. El índice de fecundidad se mantiene en niveles ínfimos: 1,38 hijos por mujer (un 31% menos que hace 20 años), muy por debajo del nivel de reemplazo (2,1). Además la evolución contrasta con otros países: Por ejemplo, EE.UU. estaba hace 20 años por debajo de Europa y ahora ha llegado al nivel de reemplazo.
• Hijos tardíos. Los hijos cada vez se tienen más tarde: 29,7 años de media para el primer hijo, cuando en 1980 era 27,1 años.
• Nacidos fuera del matrimonio. Más de un tercio de los niños nacen fuera del matrimonio: un 35,3% en 2007. Se ha multiplicado por cuatro desde 1980, cuando sólo era el 8,8% del total.
• Número de abortos. En la Unión Europea se produce un aborto cada 25 segundos. En 2007 hubo 1.234.312 abortos provocados, el equivalente a la población de Estonia o Chipre. En los últimos 10 años se han “perdido” 13 millones de europeos, pues uno de cada cinco embarazos terminó en aborto; uno de cada siete abortos se produjo en adolescentes (19 años o menos): más de 176.000 en 2007. España ha sido el país con el mayor incremento absoluto y porcentual (126% en 10 años). La Europa extracomunitaria (Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Moldavia, Noruega, Suiza, países de la ex-Yugoslavia, etc.) ha sufrido unos 1.800.000 abortos. Por tanto, en toda Europa habría habido ¡unos 3 millones de abortos en un año!
• Menos casamientos. Cada vez se casa menos gente en Europa: 2.368.591 matrimonios en 2008, 725.000 menos que en 1980, a pesar de que hay 43 millones más de europeos.
• Cae la tasa de natalidad. La tasa de natalidad ha caído de 6,75 en 1980 a 4,87 en 2007.
• Matrimonios de solteros. Los “primeros matrimonios” (matrimonios de solteros) sufren una evolución todavía más negativa: apenas llegan a 1.912.000 en 2007 (un 28% menos que en 1980).
• Cambia el tipo de matrimonio. El tipo de matrimonio en España ha cambiado drásticamente: la mitad de los matrimonios (48,7%) son por lo civil, cuando hace diez años eran la cuarta parte (24,1%). En Barcelona y Gerona ya representan el 71%.
• Familias rotas. La ruptura familiar supera ya el millón anual (1.030.911 divorcios en 2007): un 53% más que en 1.980, a pesar del descenso en el número de matrimonios. Cada 30 segundos se rompe un matrimonio. En los últimos 10 años casi diez millones de matrimonios se han roto en Europa, afectando a unos 17 millones de hijos. La ruptura es el principal problema de la familia europea: por cada nuevo matrimonio se rompen 0,43 (0,62 en España gracias al divorcio-exprés).
• Se reduce el número de casados. Cada vez hay menos casados en Europa (215 millones en 2007 frente a 230 en 1995). Al tiempo, aumentan los solteros (de 195 a 204 millones) y se disparan los divorciados (26,2 millones en 2007, un 34% más que en 1995). Se mantienen los viudos (33,5 millones).
• Nidos vacíos. Los hogares están cada vez más vacíos: 2,45 miembros por hogar (un tamaño un 13% inferior al de 1980). Los hogares solitarios aumentan drásticamente (especialmente los de los divorciados y los ancianos). Ya son más de 55 millones los europeos que viven solos.
• Menos niños en el hogar. Cada vez hay menos niños: sólo 1 de cada 3 hogares tiene algún niño y la mitad se limita a uno.
• La familia no es una prioridad política. A nivel europeo no hay organismos dedicados ni estudios comunitarios de relevancia. Muchos gobiernos relegan a tercer nivel los temas familiares; otros aunque cuentan con ministerios u organismos relevantes, dedican un presupuesto insuficiente.
• Se reducen las ayudas familiares. En los últimos diez años, el presupuesto en ayudas familiares se ha reducido del 8,5% al 8% de las ayudas sociales.
• Media europea de ayuda a la familia. La media europea de ayuda a la familia se sitúa en sólo un 2,1% del PIB (poco más de 1€ euro diario por persona). Algunos países se encuentran muy por debajo de esta media; por ejemplo, España solo llega al 1,2% y eso, incluyendo conceptos dudosos. Además, en algunos países (Polonia, Bulgaria, España, etc.) limitan las ayudas a familias con rentas bajas, convirtiéndolas de ayudas familiares (ayudas por ser familia) en ayudas sociales (ayudas por baja renta).
• Permisos por maternidad en Europa. Los permisos por maternidad son muy diversos, estando en la media en 25 semanas.
conclusiones
Los datos no pueden ser más elocuentes en cuanto a la situación de la familia. Tanto los datos de situación actual como la evolución hasta ahora, así como las previsiones futuras, reflejan una familia con gravísimos problemas que aumentan año tras año, sumiendo a las sociedades en una crisis esencial, que afecta a todo el tejido social.
La familia está realmente enferma en Europa y, por tanto, también toda la sociedad está enferma, y gravemente. Esta situación (y todos los indicadores que la muestran) se trata de acallar o reinterpretar desde los gobiernos y grupos de presión. Algunos indicadores se reinterpretan como positivos, “signos de modernidad”, “consecuencias de la (sacrosanta) libertad individual”, “cambios de modelos”, etc.
Por ejemplo, la ruptura familiar, el principal problema de la familia, se obvia; nadie, ni gobiernos, ni oposición, ni medios de comunicación lo tratan como un problema, sino como un hecho al que adaptarse. Así, los divorciados no son personas que han sufrido un drama en sus vidas, sino “un nuevo tipo de población”; las familias monoparentales no son ya situaciones problemáticas, sino nuevos modelos que hay que “respetar” o proteger; las personas solitarias sólo implican nuevas necesidades de mercado, etc.
Pero el hombre es familia, de forma esencial y ontológica.
Pese a todas las ideologías e intereses, la realidad es que la crisis de la familia en nuestras naciones es la crisis de la persona y de las sociedades. Sólo resolviendo aquella, se podrá realmente empezar a resolver estas.
Si cuando tuviéramos fiebre, en lugar de medicinas y cuidados, elucubráramos sobre la nueva temperatura humana y actuáramos de acuerdo con esos desvaríos, no obtendríamos resultados muy distintos a los que estamos sufriendo.
El primer paso para que la familia se cure, es no negar la realidad, no querer “reinventar” la familia, ya que la realidad es tozuda, y sólo la humildad de reconocer la verdad sobre el hombre y la familia podrá permitirnos actuar a nivel social.
A nivel personal es necesario profundizar en la valoración de la familia como la vocación vital del hombre y actuar en consecuencia, priorizándola sobre aspectos laborales, lúdicos u otros.
Si cuando hay una epidemia o una pandemia, hay que extremar las precauciones personales, cuando la pandemia de la crisis familiar asola Europa, es todavía más necesario cuidar nuestras familias frente a este entorno adverso.