Rouco Varela presidió la ceremonia y sacó a relucir los valores cristianos de Suárez, especialmente en su contribución determinante para que la Transición a la democracia fuera posible. «La concordia fue posible con él. ¿Por qué no ha de serlo también ahora y siempre en la vida de los españoles, de sus familiares y de sus comunidades históricas?», se preguntó.
Rouco Varela afirmó que el primer presidente del Gobierno de la democracia «buscó y prácticó tenaz y generosamente la reconciliación en los ámbitos más delicados de la vida política y social de aquella España que quería superar para siempre la Guerra Civil: los hechos y las actitudes que la causaron y que la pueden causar».
Además, subrayó que siempre «sirvió a los españoles con rectitud
y fortaleza ejemplares en uno de los momentos más cruciales y delicados de su historia contemporanea», en un comportamiento propio de personas con una arraigada fe cristiana.
«Es la nobleza de corazón de tantos creyentes y de tanta gente sencilla y de buena voluntad que se expresó espontáneamente desfilando en largas e interminables colas ante su cadáver para rendirle un último homenaje de reconocimiento a su persona y que se manifiesta, sobre todo ahora, en la oración por él y, cómo no, también por España», añadió en recuerdo a la capilla ardiente en el Congreso de los Diputados de la semana pasada, por la que transcurrieron unos 30.000 ciudadanos.