Después de que el Juzgado de Instrucción número 26 de Barcelona archivara la denuncia presentada por Abogados Cristianos contra la poetisa Dolors Miquel por su “padrenuestro” blasfemo, ahora la Audiencia de Barcelona ha confirmado la inadmisión a trámite de la querella presentada por la Asociación Cristo Nuevo Amanecer.
La Audiencia de Barcelona no se ha limitado a archivar la querella, sino que además ha instado a los cristianos a “tolerar las críticas”, justificando de alguna manera a Dolors Miquel, la misma que en los premios Ciudad de Barcelona comenzaba su “poema” de esta manera: “Madre nuestra que estas en el celo, sea santificado vuestro coño, la epidural la comadrona, venga a nosotros vuestra llamada, vuestro amor, vuestra fuerza, hágase su voluntad en nuestro útero sobre la tierra”.
La justicia se pone del lado de la mujer que con el consentimiento del Ayuntamiento de Barcelona y la alcaldesa Ada Colau, se burló en un acto público de la oración del padrenuestro. En la sentencia, el tribunal se ha dirigido a todos los cristianos asegurando que “los grupos religiosos deben tolerar las críticas públicas y el debate sobre sus actividades, creencias o enseñanzas, siempre que tales críticas no supongan insultos intencionados y gratuitos o discurso del odio, que constituyan una incitación a la violencia y a la discriminación”.
La sección décima de la Audiencia de Barcelona ha señalado también que “la sátira y el recurso a lo irreverente han sido en no pocas ocasiones un recurso artístico para hacer crítica social”, al mismo tiempo que ha defendido que la poetisa Dolors se dirigía “en especial a las distintas manifestaciones del poder”, y que hacía una “crítica feminista a ese servilismo a la deidad masculina imperante en nuestra sociedad”.
Para el tribunal, “la Iglesia católica ha estado asociada en la historia al poder y ha sido por tanto también objeto de crítica legítima”. El juez de la Audiencia de Barcelona ha señalado que “no son infrecuentes en distintos ámbitos de la libertad de expresión referencias críticas a símbolos o creencias religiosas” al mismo tiempo que ha defendido que “dentro de la propia comunidad cristiana, se han alzado voces críticas reivindicando el papel de la mujer en la alta jerarquía eclesiástica, lo que supone un cuestionamiento del poder preponderante y casi exclusivo que ha tenido el hombre dentro de la Iglesia”.
“Las palabras de las tantas veces mencionada oración no suponen una actitud violenta o discriminatoria hacia fieles católicos en el sentido de hacer burla de sus convicciones religiosas”, ha concluido el auto.