Por todos es sabido que la adolescencia es una etapa de transición entre la infancia y la edad adulta que presenta importantes cambios. Aunque la depresión es uno de los trastornos más frecuentes en este período de la vida, con una incidencia de un 6% entre los adolescentes, no siempre resulta fácil de detectar. Al no presentar sus indicadores las mismas características que en los adultos, son muchas las ocasiones en las que pueden confundirse con conductas propias de los jóvenes. Una correcta evaluación permitirá un anticipado y más ajustado tratamiento, y por ende, una más rápida recuperación.
Cuando un adolescente cae en depresión se observan en él cambios en su conducta y pensamientos; se aísla, ya no tiene la ilusión o interés que antes expresaba, se le nota triste, cansado, falto de energía para afrontar el día y busca siempre el mínimo esfuerzo. Con frecuencia, también en la depresión adolescente se observan conductas de ansiedad anticipatoria o situacional.
Este trastorno puede presentarse con distintos niveles de gravedad. En la más leve, el adolescente muestra falta de motivación y desinterés hacia las actividades diarias en el colegio, amigos, deportes, etcétera, lo que se traduce en que habla poco, no le interesa opinar sobre temas interesantes, o expresa siempre desprecio u opiniones negativas hacia todo. Este tipo de depresión es de las difíciles de detectar, porque puede confundirse con conductas típicas de la adolescencia.
Cuando la depresión es más grave, los padres notan señales más evidentes: no quiere comunicarse con nadie, rechaza la comida, se levanta muy tarde o no quiere levantarse, suele expresar sentimientos de culpa, incapacidad, camina triste y con deseos de estar solo. Sus frases más frecuentes son que no le gusta su vida ni su familia, y tampoco sus amigos o el colegio. Nada tiene sentido para él y. Muestra miedo o desinterés hacia el futuro, y pavor al fracaso en las tareas cotidianas, con pensamientos de inutilidad hacia su persona. En este tipo de depresión más grave, siempre hay que observar si le rondan ideas de suicidio.
síntomas de alarma
Como hemos apuntado, la depresión adolescente con frecuencia se presenta enmascarada por conductas que los padres y profesores pueden confundir con la propia adolescencia: es más conflictivo en casa y en el colegio, tiene episodios de irritabilidad, agresividad, consumo de alcohol u otras drogas, fobias, obsesiones, pensamientos hipocondríacos. Ya no le gustan las cosas que le gustaban antes. Se vuelve más impulsivo e irreflexivo, incluso agresivo con los padres o profesores ante preguntas que intentan ayudarle o saber qué le pasa. En muchos casos no se les nota la tristeza porque se disfraza de enfado constante, malhumor, hostilidad, malas contestaciones, insultos, opiniones negativas, agitación psicomotriz, etcétera.
Cualquiera de los siguientes síntomas tiene que ser una alarma para los padres y profesores. Los más frecuentes de depresión en la adolescencia, y que sirven para detectarla a tiempo, son:
– Tristeza, apatía.
– Irritabilidad frecuente.
– Es más introvertido que antes.
– Estado de ánimo bajo, deprimido.
– Cansancio y falta de energía.
– Ha disminuido su capacidad de atención, concentración y memorización.
– Pensamientos de sentirse inútil respecto a ciertas actividades.
– Expresa sentimientos de culpabilidad.
– Tiene un concepto negativo de sí mismo, y una autoimagen pésima que puede expresar o no.
– Se siente inferior a los demás.
– Complejos físicos o psicológicos.
– No es capaz de tener una relación interpersonal normal.
– Presenta síntomas psicosomáticos como cefalea, taquicardias, dolor en el pecho, en el estómago, en la espalda.
– Conductas predelincuentes.
-Conductas de rebeldía o agresividad.
– Promiscuidad sexual.
– Deseo de estar solo; pasa muchas horas encerrado.
– Impulsividad e irreflexión.
– Se produce autolesiones en una o varias partes del cuerpo.
– Falta de interés por el colegio o fracaso escolar.
– Insomnio por la noche y tendencia a dormir durante el dia.
-Pérdida de apetito y de peso, o todo lo contrario, aumento excesivo de ingesta de alimentos y de peso.
Estos síntomas han de durar más de dos semanas para ser indicadores de un trastorno, porque también se pueden observar de forma aislada y no tienen la misma relevancia. También conviene observar la intensidad de cada síntoma y cómo interfiere en la vida cotidiana del adolescente, para evitar su agravamiento o cronificación.
Asimismo, es frecuente que la depresión adolescente se presente junto a otros problemas de salud mental como fracaso escolar, ansiedad, fobia social, agresividad, conductas predelictivas, trastornos obsesivos, hipocondría, anorexia nerviosa o bulimia, rasgos de un trastorno de personalidad, etcétera.
origen y causas
Las causas de la depresión en la adolescencia son bastante similares a la depresión infantil (ver revista Buenanueva nº32). Los problemas de la vida y las estrategias de afrontamiento del adolescente (pensamientos negativos), explican en gran medida la causa de la depresión.
Los factores de riesgo más frecuentes son:
– Muerte de un progenitor.
– Separación de los padres.
– Ambiente familiar conflictivo en el que uno de los padres tiene un trastorno depresivo, de personalidad, alcoholismo u otras drogas, etcétera.
– Abusos físicos, emocionales o sexuales.
– Baja autoestima.
– Pensamientos de inseguridad.
– Complejos físicos o psicológicos.
– Acoso escolar o “bullyng”.
– Fracaso en alguna actividad.
– Falta de autocontrol emocional.
– Dificultad de aprendizaje o fracaso escolar.
– Déficit de atención con o sin hiperactividad.
– Trastornos de la alimentación: anorexia nerviosa o bulimia.
– Abuso de drogas.
– Enfermedades crónicas como diabetes, minusvalía, insuficiencia renal crónica.
– Episodio de hospitalización prolongada por accidente o intervención quirúrgica.
– Personalidad con rasgos obsesivos y excesivo perfeccionismo.
tratamiento
Es importante detectar la depresión cuanto antes y buscar un tratamiento profesional, sobre todo si se observa que la depresión es grave o se detectan pensamientos de suicidio, para así comenzar el tratamiento antes de que incapacite al adolescente para hacer una vida cotidiana normal, interfiriendo en sus relaciones escolares, familiares e interpersonales. En el tratamiento de la depresión adolescente se puede recurrir al tratamiento psicológico o farmacológico, o a ambos, según sea su gravedad.
La terapia que ha demostrado ser más eficaz es la terapia cognitiva, porque modifica en el adolescente sus pensamientos y emociones negativas, y por tanto cambia su comportamiento. Los logros en el adolescente son:
-Cambia los pensamientos negativos por positivos.
-Elimina las emociones negativas.
-Cambia las expectativas negativas hacia el futuro.
-Desarrolla conductas de afrontamiento hacia situaciones difíciles que antes era incapaz de enfrentarse a ellas.
-Refuerza su autoestima.
-Aumenta el autocontrol emocional.
-Aprende a controlar su irritabilidad o conductas agresivas.
-Aprende a estar relajado en situaciones que antes le resultaban tensas.
-Le ayuda a fijarse y conseguir sus metas.
-Su vida se vuelve más placentera. Le gusta hacer más cosas.
-Elimina los sentimientos de inferioridad o inutilidad.
-Le hace superar sus complejos.
-Corrige los pensamientos o sentimientos de culpa.
-Modifica el aislamiento social y se vuelve más comunicativo.
-Mejora la relación con sus padres, hermanos, profesores, compañeros y amigos.
-Aumenta la probabilidad de experiencias gratificantes y de éxito en sus estudios y actividades.
-Aumenta la seguridad en sí mismo.
-Aumentan también las habilidades sociales.
-Aprende a resolver problemas y a tomar decisiones con mayor seguridad.
Durante toda la terapia se van analizando sus cambios y progresos y desarrolla estrategias conductuales que le hacen estar mejor adaptado en el área familiar, escolar, social y de ocio, con lo que aprende a disfrutar de las actividades positivas y a rechazar todo lo que antes le perjudicaba. Todos estos cambios se refuerzan porque el adolescente obtiene recompensas positivas de su entorno familiar, escolar y social.
riesgo de suicidio
Un aspecto muy señalado a tener en cuenta en la depresión adolescente es el riesgo de suicidio, ya que es uno de los trastornos psicológicos con mayor tasa de suicidio. A modo de ejemplo, recientemente se ha solicitado cita en la consulta para un chico de 18 años que está deprimido porque en el plazo de un mes se han suicidado sus dos mejores amigos. Las señales de alarma y factores de riesgo que pueden indicar ideas suicidas son:
– Aislamiento social, no se relaciona.
– No tiene amigos o no quiere verlos.
– Falta de apetito.
– Insomnio.
– Cambios bruscos en sus actividades.
– Pensamientos, frases o escritos sobre el suicidio.
– Sensación profunda de depresión y de que nadie le quiere.
– Excesiva impulsividad.
– Abuso de cannabis, alcohol u otras sustancias.
– Siempre expresa una baja autoestima en todo lo que dice.
– Llanto frecuente.
– Excesiva introversión.
– Cronificación, intensidad y frecuencia de los síntomas por no haberle tratado a tiempo.
La principal tarea de los padres y educadores es reducir al mínimo los factores de riesgo.
consejos para los padres
Lo primero que han de tener en cuenta los padres es que, puesto que es difícil distinguir entre una alteración pasajera del estado de ánimo y un trastorno depresivo, conviene realizar un completo psicodiagnóstico con tests clínicos.
Algunas de las pautas a seguir por los padres pueden ser:
-Incrementar todo lo posible la comunicación con el adolescente, aunque sea difícil y tengan que tener mucha paciencia. Ser tolerantes y flexibles en el diálogo, tratando de fomentar que exprese sus opiniones.
-Compartir con su hijo algún deporte o afición. Esto facilita mucho la comunicación.
-Si está irritable o agresivo con los padres, no se debe reaccionar igual que él, sino más bien intentar analizar qué le está pasando a su hijo y observar los síntomas.
-Es importante que vea nuestro interés hacia él, que para nosotros como padres es lo más importante, pero hablándole siempre en un estilo afectivo: ¿Qué te pasa? ¿Qué piensas o sientes? ¿Qué hemos hecho mal nosotros? ¿Cómo podemos ayudarte? En estos casos siempre es de mucha ayuda hablar con sus profesores, amigos, etcétera, e informarnos de qué hace en su tiempo libre. Que sienta siempre nuestro apoyo en las cosas importantes para él
-No olvidar nunca felicitarle por cualquier progreso positivo (que ayude en casa, que aporte ideas a la familia, que sugiera actividades, que participe en una conversación con adultos, que sea ordenado…). Alabar siempre todos sus esfuerzos y todo lo que hace bien. Reconocerlo con frases positivas.
-Apoyarle en sus decisiones e interesarnos por todo lo que para él es importante. Hay que dedicarle el tiempo suficiente. Que se sienta escuchado en casa y que pueda expresar sus ideas. Los padres deben intentar ponerse en su lugar para entenderle mejor.
-No sobreprotegerle; esto le hará más inseguro. Enseñarle a ser responsable de sus cosas.
-Ayudarle siempre a comunicarse mejor, reforzando los aspectos positivos de su personalidad. Es importante que el adolescente conozca los límites de su comportamiento. Los padres han de fomentar la disciplina pero siempre en un ambiente afectivo de comunicación. En casa tiene que haber reglas y el adolescente tiene que entender que están puestas por su bien.
A modo de conclusión, la depresión en los adolescentes, como otros muchos trastornos han aumentado mucho en las dos últimas. La falta de ideales y valores, el aumento de las separaciones y divorcios, el culto al cuerpo, el dinero como valor supremo de la sociedad, la excesiva competitividad, las bandas juveniles, el acoso escolar, la delincuencia juvenil, las drogas, la falta de respeto a padres y profesores, el paro, la crisis económica, etcétera., conforman un caldo de cultivo para que siga aumentando. Tomarse interés en crecer espiritualmente y como persona, por encima de los logros materiales, ayuda a su prevención.