Sólo Cristo puede salvarnos en una época de crisis como la que atravesamos, donde es fácil que la deriva económica interminable coincida ya también con crisis personales, laborales o familiares. Porque la raíz de la crisis económica, en el fondo, no es tanto política, como moral y de valores éticos. Para hallar la solución no basta con reformar el sistema o las costumbres, algo que tampoco se está haciendo. Las personas se encuentran abandonadas en un mar de incertidumbre presente y para el futuro.
El único asidero firme es abrazar el modelo de Jesús, seguir los valores cristianos como verdadero refugio de protección y garantía para mejorar. Saber convertirse en un hombre nuevo espiritual a pesar de la crisis, como reactivo contra ella.
El mundo nunca va a hacer todo lo que necesitamos. Lo fundamental no debes esperarlo en vano fuera, sino procurarlo dentro de ti: la entrega total, incondicional y definitiva a Cristo. Lo demás te lo dará Él por añadidura.
Manuel del Pino.