En aquel día, se acercaron unos fariseos a decir a Jesús: «Márchate de aquí, porque Herodes quiere matarte». Jesús les dijo:
-«ld y decid a ese zorro: «Mira, yo arrojo demonios y realizo curaciones hoy y mañana, y al tercer día quedará consumada.
Pero es necesario que camine hoy y mañana y pasado, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén”.
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían!
¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus polluelos bajo las alas, y no habéis querido.
Mirad, vuestra casa va a ser abandonada.
Os digo que no me veréis hasta el día en que digáis: «¡Bendito el que viene en nombre del Señor!»». Lucas 13, 31-35
Evangelio profético de nuestra realidad social, moral y política. Estorba Cristo, la cruz tiene que ser retirada porque es un símbolo que molesta; que obispos, sacerdotes y laicos, en definitiva, los seguidores de Cristo nos recluyamos en el templo. Hoy como ayer el mensaje de Cristo, lleno de amor pero también de verdad, perturba. Hoy mismo se celebra en España el tercer intento de debate de investidura para que un gobierno pueda constituirse. Y no encontramos a ningún partido que nos represente a los cristianos: por unas razones o por otras, todos persiguen al cristianismo, a la fe cristiana, nuestra moral, nuestro modelo de vida. Incluso aquellos que dicen inspirarse en el humanismo cristiano no difieren mucho de otros partidos en los temas más “sensibles” desde el punto de vista de la fe.
Cristo vivió esta persecución. Herodes había matado a Juan el Bautista y quiere matar también a Jesús. Incluso los fariseos, frecuentemente amigos de Herodes, avisan a Jesús: «Márchate de aquí, porque Herodes quiere matarte». Pero Jesús se enfrenta al poder y califica a Herodes como zorro. Jesús no deja en ningún momento de anunciar el Reino de Dios, aunque tenga que enfrentarse con el poder político. En el libro de los Hechos de los apóstoles queda muy clara la postura a mantener por los cristianos: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”. En esta conversación Jesús anuncia, de manera velada, su muerte y resurrección en el tercer día. Evangeliza haciendo curaciones, expulsando demonios, anunciando la Buena Nueva…y al tercer día todo estará consumado.
Cristo habla con claridad: “¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus polluelos bajo las alas, y no habéis querido.” Aquí, en esta denuncia, no se refiere sólo a los poderosos. ¿No hemos abandonado muchas veces también nosotros a Cristo? ¿No somos nosotros mismos perseguidores del propio Cristo, como san Pablo antes de su conversión? Nosotros a veces tampoco queremos seguir a Cristo, o le seguimos con los labios pero no con nuestro corazón. Y finaliza Jesús con un mensaje nítido: “…no me veréis hasta el día en que digáis: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!” Nos anima Jesús a cambiar de vida, a convertirnos, a vivir en la bendición, a dejar que Cristo impregne nuestro ser y podamos vivir realmente como seguidores de Jesús. Nos invita a no resistirnos a esta invitación que de forma directa y cariñosa nos hace el mismo Cristo.