El país, antaño conocido por su defensa de la fe frente al imperio británico, se mancha las manos con la sangre de los miles de niños que morirán por causa de la perversa reforma aprobada ayer por el 66,4% de la población, que permitirá el aborto hasta las 12 semanas.
El histórico referéndum realizado el viernes 25 de mayo en Irlanda concluyó con la mayoría a favor de la derogación de la Octava Enmienda de la Constitución con la que se protege el derecho a la vida de la madre y el niño por nacer.
Este sábado 26, la Comisión encargada del conteo dio a conocer que un 66,4% de votantes apoyó la derogación de la enmienda mientras que el 33,6% votó para que se mantuviera.