Estamos viviendo una transformación sólo comparable a la de escritura y la imprenta.
Internet tiene la facultad de invertir la dirección de los flujos de información a una velocidad y con una eficacia pasmosa, con la que ningún otro soporte de información puede competir: ni el libro, la radio, la televisión, el teléfono y el fax invierten los flujos en la misma medida.
La RED (NET) reúne buen número de las características de los soportes anteriores. Los soportes lógicos de Internet son muy flexibles y permiten a muchas personas vivir experiencias en paralelo.
La gente que ofrece contenidos por el mero placer de saber que la información puede resultar útil a otras personas. Otros entran en la Red por motivos comerciales, para otros el motivo principal es hacer el mal. El mal se expande como un reguero de lava por el mundo entero gracias a la RED.
Es paradójico que en una era de relativismo, de retorno a la tierra madre, de encerramiento del individuo en sus conchas de cristal, tenga como contrapartida un poder de uniformización, de globalidad tan grande como Internet. La RED nos denuncia que tras las apariencias de diferencias enormes los hombres tienes los mismos gustos para el bien y para el mal, abusan de los mismos vicios y métodos, sufren y ríen por las mimas cosas.
Se alumbra un cambio social futuro revolucionario gracias a las nuevas tecnologías. Mensajes que corren por los móviles y por los chats y los blogs por causas políticas, deportivas, de entretenimiento, solidarias… Tendremos que esperar a una tercera fase de desarrollo para poder distinguir ventajas e inconvenientes y valorar los efectos que ahora sólo se intuyen.
Por ahora, en la enseñanza, las nuevas tecnologías no han hecho más que aumentar la velocidad de accesos a la información, la relación directa entre alumnos, profesores, amigos, compañeros de trabajo, empresas, familiares o desconocidos que comparten sus anhelos y sus vicios. Todavía no han transformado verdaderamente los sistemas de enseñanza, ni la política, ni las tradiciones culturales, porque hay que tener en cuenta la inercia de los sistemas antiguos y las costumbres. Debemos esperar aún para que se produzcan cambios más importantes y estructurales.
Michel Serres, académico francés, dice de la RED que va representar la segunda etapa de la democratización del aprendizaje. Es decir, que ciertas barreras espaciales o geográficas, financieras, sociales, lingüísticas, psicológicas, etcétera, van a poder ser superadas. Todavía hay personas que están aún lejos de las fuentes de formación y de los medios para superar esas barreras. Pero, por primera vez en la historia, el saber va hacia la gente en lugar de que la gente vaya hacia el saber. Cada vez el poder puede ocultar menos y peor sus crímenes, y aunque la manipulación de la información sea un hecho probado, los mecanismos críticos son mayores. Y cada vez el conocimiento es compartido por más gente.
La mayoría de las investigaciones ya están disponibles en Internet antes de que aparezcan en las revistas convencionales. Compartimos bases de datos científicos para acelerar nuestra capacidad de utilizar los conocimientos científicos (la física del plasma, la astronomía, el proyecto genoma son algunos ejemplos). Miles de personas prestan sus ordenadores para proyectos mundiales que necesitan procesar infinidad de datos de astrofísica, de geofísica, química, bioquímica, etcétera. Se trata ya de una inmensa biblioteca gratuita al acceso de cualquiera, con enciclopedias, bases de datos, documentos… Una auténtica torre de BABEL electrónica.
El precio que hay que pagar es la abundancia de datos y la dificultad de orientarse en este océano fangoso de imágenes e ideas sin control y el riesgo de que tanta información sea irrelevante y superficial, no deje tiempo al hombre para entrar en profundidades. No digamos ya cuando lo que se comparte es la información para hacer el mal.
Aunque es verdad, nos advierten los expertos como Paul Virilo, Atlan, Vinton Cerf que en los primeros tiempos del teléfono, las líneas servían y siguen sirviendo para fines triviales inconfesables a la vez que para ayudas maravillosas. En los comienzos de la escritura, había tantas cosas falsas, inútiles y molestas como verdaderas. Todos los canales son, al mismo tiempo, los mejores y los peores. ¡Se decía lo mismo de la lengua oral, por servir de vehículo tanto al odio como al amor! Como siempre el problema no es el instrumento sino quién y cómo lo utilice.
Las sociedades antiguas estaban compuestas por individuos que tenían relación con un lugar. El vínculo social y la identidad dependían de las distancias geográficas. Ahora la geografía de pertenencia es virtual, depende de los gustos y la aficiones. Poco apoco se empezaran a generar identidades que tendrán más que ver con problemas planetarios que con los tribales o étnicos, locales. Esto puede tener sus ventajas y sus inconvenientes, pero ni mejores ni peores que la expansión de la imprenta, o la invención de la pólvora. El problema siempre será educar moralmente a los hombres para que se haga un buen uso de ellos.