La familia no solamente es el “grupo primario” de cualquier sociedad, como afirman los sociólogos. Es su célula y su corazón, que emite latidos de amor y amistad entre sus miembros.
La familia cristiana está llamada a ser una pequeña comunidad como afirma el Concilio Vaticano II al recuperar la expresión de “iglesia doméstica” (LG, 11). Esta idea es desarrollada por Juan Pablo II en el número 49 de su encíclica “Familiaris Consortio”, denominándola “iglesia en miniatura”. En ella han de verse los signos del Evangelio marcando toda su vida y la estrecha relación entre sus miembros, puesto que el cristianismo no es solo una filosofía, sino mucho más una forma de ser, una nueva forma de vivir, ya que el cristiano es engendrado de lo alto. Esta pequeña iglesia tiene las siguientes características:
– En ella se dan los valores cristianos.
– Es educadora y, si nos situamos en en el ámbito de la fe, los padres son los responsables de la evangelización interna de la misma mediante la oración (diálogo y escucha), la lectura de la Palabra y la participación en los sacramentos. En esta función también recibirán ayuda de la comunidad eclesial, por ejemplo, con las catequesis.
– Colabora y participa en la vida de su comunidad parroquial.
Pero ¿qué funciones sociales realiza la familia?: ¿es una isla dentro de la sociedad o colabora con ella en su desarrollo y por consiguiente en el del ser humano?
a) La familia es el espacio donde normalmente las personas maduran. Es el escenario donde suelen ocurrir la mayoría de las crisis, acontecimientos y transiciones más importantes de nuestra vida, con los que vamos a crecer, madurando como personas capaces de vivir en sociedad. Se aprende a desafiar los retos, a asumir responsabilidades, a encontrar las bases para afrontar el futuro, convirtiéndose incluso en un referente que puede dar el sentido de la vida a otros miembros o familias de la la sociedad en que vive.
b) La familia es el primer y mayor lugar educativo de comportamientos y valores, al ser el mayor espacio temporal de convivencia.
c) Es la principal fuente de socialización. Ella, junto con el colegio, es quien prepara al niño para adaptarse a la sociedad transmitiéndole normas.
d) La familia es la red protectora y amortiguadora de problemas, tensiones, situaciones críticas, etc. Por ejemplo, el pronóstico o futuro incierto de los niños nacidos de madres adolescentes depende estrechamente del apoyo familiar; cuando los abuelos, por el paso inexorable del tiempo, se ven abocados a la enfermedad o la soledad, o a ambas cosas a la vez, los hijos pueden librarlos de esa seria amenaza de precariedad o abandono; si se dan situaciones de desempleo, ahí está la familia, etc.
e) También es el contexto natural donde se produce el encuentro intergeneracional del pasado (abuelo), el presente (nosotros) y el futuro (hijos y nietos), decisivos para el desarrollo como personas y enriquecimiento mutuo de los diversos miembros de todas estas generaciones.
f) La familia es el espacio donde se dan las relaciones de apego, de cariño, que favorecen el desarrollo de la vida y proporcionan seguridad emocional. El tipo de relaciones que mantenga un niño con sus amigos estará influenciado por el modelo establecido con los padres. En las familias donde se dan manifestaciones de afecto, de aceptación incondicional, de entrenamiento y potenciación de la autonomía, los hijos se sienten seguros y confiados para explorar el mundo y avezarse en él. Por el contrario los hijos que crecen privados de este ambiente familiar, aunque su desarrollo y crecimiento físico se produzca con regularidad y sea bueno, las deficiencias psicológicas, afectivas, emocionales, intelectuales y sociales anidan en su interior.
g) La familia comparte con la escuela la responsabilidad de educar. Los niños apoyados y valorados, tratados con muestras de cariño, se sienten más seguros en el colegio, influyendo positivamente en su actitud hacia el aprendizaje. La adaptación a la escuela es más rápida y más convincente para los alumnos que prolongan y reflejan en sí mismos los valores que tiene y vive la familia; en cambio, la desconexión entre ambas instituciones genera muchos perjuicios sin beneficio alguno.
h) La familia, más en concreto el clima de relación entre sus miembros, influye en muchas ocasiones en la elección de los amigos, momento de suma importancia en el desarrollo de los niños y adolescentes. Cuando el clima es hostil o frustrante, los hijos buscarán relaciones que mantengan valores opuestos a los de la familia, pudiendo entrar en grupos problemáticos.
¿Cómo se pueden cumplir estas funciones sin llegar a cansarse de los demás miembros, sin “explotar” de rabia ante situaciones de ira y repetitivas en exceso, cansándose de todo y tirarlo todo por la ventana? ¿No parece todo esto muy bonito pero impracticable e irreal y arrebatador de la libertad individual?
La solución está en Jesucristo, porque es verdad que tantos acontecimientos diarios desbordan al hombre, pero “para Dios no hay nada imposible” (Lc 1,37).
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