Un Padrenuestro en el vestuario
Casi tres millones de entradas vendidas, más de once mil millones de dólares de inversión y cientos de medios de comunicación con la mirada puesta en Brasil, donde hoy comienza el Mundial de fútbol. A él se ha referido también el Santo Padre, en un esfuerzo por recordar que el deporte debe ser espacio para la acogida y la fraternidad. ¿Queda hueco para la fe? Sí y no, explican a Alfa y Omega dos históricos -cada uno en su área- del fútbol español
1976: Gárate recibe de Don Juan Carlos
la Copa del Rey, tras vencer 1-0 al Zaragoza
Cura, rece, rece, que hay que ganar. La voz del Cholo Simeone se dirige a don Daniel Antolín, sacerdote, párroco en San Basilio el Grande, y capellán del Atlético de Madrid desde hace más de tres décadas. Con medio siglo de sacerdocio a su espalda, este atlético y capellán oficioso de la Selección española, responde al Cholo que sí, que sí, que sigue poniendo velas por el equipo, aunque en realidad, y ya humor aparte, él sólo reza para pedir a Dios que los partidos salgan bien, «pero para ganar, en concreto, no, porque si el capellán del otro equipo reza también, a ver qué pasa».
Con el Mundial de Brasil recién estrenado, el padre Daniel echa la vista atrás y reconoce que la religiosidad, la presencia de la fe en los equipos, está de capa caída -«es el signo de los tiempos»-, y recuerda aquellos años en los que el seleccionador Javier Clemente entraba en el vestuario a rezar y se enfadaba porque le cambiaban el Padrenuestro. «El nuevo, no; el de siempre», decía cuando oía perdona nuestras ofensas en lugar de perdona nuestras deudas.
Con una normativa FIFA que prohíbe a los jugadores lucir cualquier símbolo religioso durante los partidos y que tampoco permite los ya clásicos mensajes en la camiseta interior, la fe parece haber quedado relegada en esta competición estrella que mueve millones.
Al estilo católico
El padre Daniel con Sergio Asenjo
«Creo que esta prohibición no tiene sentido, porque un jugador tiene que poder dar las gracias [públicamente] a su Padre que está en el cielo, si así lo considera», señala a Alfa y Omega José Eulogio Gárate, ganador de tres Ligas y dos Copas del Rey con el Atlético de Madrid, y con 18 partidos de la Selección a sus espaldas. Aunque, eso sí, se muestra convencido de que, en la intimidad del vestuario o justo antes de saltar al terreno de juego, son muchos los jugadores que dedican unos segundos a encomendar el encuentro al estilo católico: «Casi todo el mundo se santigua al comenzar el partido; algunos dirán que como superstición, pero, al final, en España existe esa cultura católica, de sentimiento y de fe, aunque no se practique».
Más allá de las normas FIFA y del terreno de juego, la religión católica está presente en la Selección española, porque el Presidente de la Federación, don Ángel María Villar, tiene, según cuenta el padre Daniel, un «profundo sentido religioso» y no duda en encargar misas en los acontecimientos importantes de la Federación, como el homenaje a los ganadores ante Rusia en la Eurocopa de 1964 que se celebró hace poco. Los de entonces, reconoce Gárate, eran otros tiempos. Se rezaba antes de los partidos, sí, entre otras cosas porque «era la costumbre cumplir con la obligación dominical». Si el partido tocaba fuera de casa, iban en grupos pequeños y, una vez en Misa, «rezábamos, claro».
En España, sin capellán oficial, las cosas han cambiado, aunque no tanto en otros países, como Argentina, que se ha llevado a Brasil una imagen de la Virgen de Luján que ya preside el vestuario. En el de España, habrá que confiar en las devociones particulares de cada jugador. Gárate, por ejemplo, se acuerda de santa Gema, a la que su mujer se encomendó cuando él sufrió una grave lesión en la rodilla. Me dijeron que me iban a enviar una imagen. Llegó, y a los 15 días me curé. Desde entonces, cada vez que pasa algo en mi casa… a santa Gema».