La imagen de La Generación de Jesús en la que vemos un par de pies calzados y preparados con un par de buenas botas de montaña, nos recuerda dos cosas importantes que forman parte de nuestra vocación:
“Qué hermosos son los pies de los que anuncian la Buena Noticia” (Romanos 10:15).
Somos “montañeros y escaladores” que han sido llamados a llegar hasta la cima, hasta el final; no podemos detenernos ni acampar a mitad de camino.
En nuestra vida de cada día corremos el riesgo de quedarnos con lo bueno y perdernos lo mejor. Nos detenemos en la zona de comodidad donde nos sentimos confortables y ya no avanzamos. Así es como puede comenzar a gestarse la mediocridad en la vida de un cristiano, cuando ya estamos satisfechos y nos sentimos seguros.
En La Generación de Jesús no podemos permitirnos el lujo de quedarnos a mitad de camino y siempre queremos dar más de lo que se espera de nosotros como discípulos misioneros. Debemos caminar una milla extra, como nos pide el mismo Señor (cf. Mateo 5:41), aunque nadie lo vea ni lo advierta, porque Dios sí lo ve. Únicamente haremos la diferencia en el momento en que estemos dispuestos a dar más de lo que se espera de nosotros.
Un predicador decía que construyes auténtica lealtad con los demás cuando das algo extra, cuando estás dispuesto a entregar más de lo que se espera de ti. No resulta fácil porque vivimos en un mundo en el que normalmente damos algo a cambio de recibir algo (unos estudios por un título, unas horas de trabajo por un sueldo, un esfuerzo por una recompensa, un servicio por un agradecimiento o reconocimiento, etc.).
Todas las grandes puertas giran sobre pequeñas visagras; por eso, no podemos rendirnos ni quedarnos a mitad de camino. Los verdaderos líderes que cambian el mundo son aquellos que están dispuestos a hacer más de lo que se espera de ellos. ¡Siempre más! Queremos apuntar a la cumbre y llegar hasta la cima sin detenernos por el camino. Somos escaladores que tienen los pies bien calzados “con la prontitud para el Evangelio de la paz” (Efesios 6:15).
¡Vamos hasta el final! ¿Te animas a caminar con nosotros?
Onofre e Icíar.