En la catequesis de este miércoles, Francisco ha invitado a no ser como los mafiosos, que «piensan que el mal se puede vencer con el mal» porque no tienen esperanza. En cambio, cuando «aceptamos sufrir por el bien difundimos a nuestro alrededor las semillas de la resurrección»
El Papa Francisco ha expresado este miércoles su «firme repulsa por la inaceptable masacre perpetrada ayer en la provincia de Idlib», en Siria, «donde han sido matadas decenas de personas inermes, entre ellas muchos niños». Lo ha hecho al concluir la audiencia general de los miércoles.
El Santo Padre ha apelado también a los responsables políticos, tanto locales como internacionales, «para que cese esta tragedia y se lleve alivio a esta querida población», y ha enviado su aliento a quienes desafían las dificultades por hacer llegar ayuda a esta región.
Francisco también ha recordado el atentado del lunes en el metro de San Petersburgo, que causó 14 muertos. «Al tiempo que encomiendo a la misericordia de Dios a cuantos fallecieron trágicamente, expreso mi cercanía espiritual a sus familiares y a todos aquellos que sufren por este dramático evento», ha dicho.
Saludarse con «¡Cristo ha resucitado!»
Antes, durante la catequesis, el Papa ha invitado a los fieles a saludarse el día de Pascua como hacen los cristianos eslavos: «¡Cristo ha resucitado!» Dentro de su ciclo dedicado a la esperanza, Francisco ha explicado un fragmento de la Primera Carta del apóstol san Pedro, que tiene sus raíces en esta certeza y nos ayuda a «percibir toda la luz y la alegría que surgen de la muerte y resurrección de Cristo».
La esperanza cristiana –ha continuado– «no es un concepto, no es un sentimiento, no es un teléfono celular, no es un montón de riquezas: ¡no! Nuestra esperanza es una persona, es el Señor Jesús al que reconocemos vivo y presente en nosotros y en nuestros hermanos».
Los cristianos estamos llamados a dar razón de esta esperanza, pero no tanto «a nivel teórico, con palabras, sino sobre todo con el testimonio de vida», dentro y fuera de la comunidad cristiana. Este testimonio «toma la forma exquisita e inconfundible de la dulzura, del respeto, de la benevolencia hacia el prójimo, llegando incluso a perdonar a quien nos hace el mal».
«Sufrir por el bien»
Los mafiosos –ha continuado el Pontífice– «piensan que el mal se puede vencer con el mal, y así realizan la venganza y hace muchas cosas que todos sabemos». Y actúan así «porque no tienen esperanza». «Una persona que no tiene esperanza no logra perdonar, no logra dar el consuelo del perdón y tener el consuelo de perdonar».
Francisco también ha recordado que san Pedro dice que «es preferible sufrir haciendo el bien, si esta es la voluntad de Dios, que haciendo el mal». «No quiere decir que es bueno sufrir», ha aclarado. Pero cuando, «en las situaciones más pequeñas o más grandes de nuestra vida, aceptamos sufrir por el bien, es como si difundiéramos a nuestro alrededor las semillas de la resurrección».