«Salir, compartir, anunciar»
(Card. Jorge Mario Bergoglio)
Con motivo del Año de la Fe y, en el contexto del tiempo pascual recién estrenado, en las plazas de la gran mayoría de las ciudades españolas se está desarrollando, a lo largo de los domingos 7, 14, 21 y 28 de Abril y 5 de Mayo, una GRAN MISIÓN urbana de evangelización impulsada y alentada por los miembros de las comunidades neocatecumenales.
Esta misma iniciativa se va a llevar a cabo en unas 10. 000 mil plazas de ciudades de los cinco continentes, desde Roma hasta Toronto, desde Madrid hasta Sydney. Se trata de una misión evangelizadora inspirada por el mismo Papa Francisco. En efecto, siendo Cardenal de Buenos Aires, en su última Carta Pastoral dirigida a los párrocos y responsables de comunidades educativas, escrita con motivo de la Semana Santa 2013, les decía lo siguiente: «Hace años que todos trabajamos por lograr que la Iglesia esté en la calle tratando que se manifieste más la presencia de Jesús vivo. Todos sabemos que la realidad de nuestras parroquias resulta acotada en relación a la cantidad de personas que hay y a las que no llegamos. La Iglesia que nos llama constantemente a una nueva evangelización nos pide poner gestos concretos que manifiesten la unción que hemos recibido. La permanencia en la unción se define en el caminar y en el hacer. Un hacer que no solo son hechos sino un estilo que busca y desea poder participar del estilo de Jesús. El “hacerse todo para todos para ganar a algunos para Cristo” va por este lado. Salir, compartir y anunciar, sin lugar a dudas, exigen una ascesis de renuncia que es parte de la conversión pastoral. El miedo o el cansancio nos pueden jugar una mala pasada llevándonos a que nos quedemos con lo ya conocido que no ofrece dificultades, nos da una escenografía parcial de la realidad y nos deja tranquilos. Otras veces podemos caer en el encierro perfeccionista que nos aísla de los otros con excusas tales como: “Tengo mucho trabajo”, “no tengo gente”, “si hacemos esto o aquello ¿quién hace las cosas de la parroquia?”, etc. Igual que en el año 2000 quisiera decirles: Los tiempos nos urgen. No tenemos derecho a quedarnos acariciándonos el alma. A quedarnos encerrados en nuestra cosita… chiquitita. No tenemos derecho a estar tranquilos y a querernos a nosotros mismos… Tenemos que salir a hablarle a esta gente de la ciudad a quien vimos en los balcones. Tenemos que salir de nuestra cáscara y decirles que Jesús vive, y que Jesús vive para él, para ella, y decírselo con alegría… aunque uno a veces parezca un poco loco».
Y, tras describir la dura realidad en la que viven los ciudadanos argentinos, interpela a los párrocos diciéndoles: «¿Y nosotros nos vamos a quedar en casa? ¿Nos vamos a quedar en la parroquia, encerrados? ¿Nos vamos a quedar en el recinto parroquial, o del colegio, en las estancias internas eclesiales? ¡Cuando toda esta gente nos está esperando! ¡La gente de nuestra ciudad! Una ciudad que tiene reservas religiosas, que tiene reservas culturales, una ciudad preciosa, hermosa, pero que está muy tentada por Satanás. No podemos quedarnos nosotros solos, no podemos quedarnos aislados en la parroquia y en el colegio. La Semana Santa se nos presenta como una nueva oportunidad para desinstalar un modelo cerrado de experiencia evangelizadora que se reduce a “más de lo mismo” para instalar la Iglesia que es de “puertas abiertas” no porque sólo las abre para recibir sino que las tiene abiertas para salir y celebrar, ayudando a aquellos que no se acercan… ».
A este deseo expresado por el Papa Francisco de no querer cristianos de sacristía sino cristianos de calle, responde esta GRAN MISIÓN. Ante la perceptible crisis de fe en la que se encuentran inmersos muchos bautizados, hoy, la Iglesia tiene una misión ineludible que llevar adelante: la nueva Evangelización que consiste en anunciar a Jesucristo, «Camino, Verdad y Vida» (Jn 14, 6), «el mismo ayer, hoy y siempre» (Hb 13, 8), «el que inicia y consuma la fe» (3,1), «el testigo fiel y veraz» (Ap 3, 14).
Buena Noticia que llega a todos los hombres de todos los tiempos a través del oído, por medio de la predicación: «¿Cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Cómo creerán en aquel a quien no han oído? ¿Cómo oirán sin que se les predique? Y ¿cómo predicarán si no son enviados? Por tanto, la fe viene por la predicación, y la predicación por la Palabra de Cristo» (Rom 10, 14-15.17). Pues bien, durante estos domingos, en las plazas de tu ciudad está pasando algo extraordinario: ¡se está anunciando la BUENA NUEVA de la Resurrección de Jesucristo! Infórmate dónde tiene lugar esta misión y siéntete llamado a a vivir una experiencia pascual de encuentro con Jesús Resucitado a través de sus testigos. ¡Estás invitado! ¡Te esperamos!El Cuerpo visible de Jesucristo Resucitado, aquí y ahora, es su Iglesia, somos los cristianos, y este Cuerpo está visible y presente en el corazón de las calles y las plazas de nuestras ciudades. Los cristianos no podemos quedarnos en las sacristías, por miedo a nadie, hemos de salir a las calles y plazas a anunciar con alegría que ¡Jesús vive en nosotros! ¡Está resucitado! No tengamos miedo, Él va delante.
Juanjo Calles Garzón
Párroco de Cristo Rey de Salamanca