Jorge L. Santana«En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre. ¿Dónde hay un criado fiel y cuidadoso, a quien el amo encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas? Pues, dichoso ese criado, si el amo, al llegar, lo encuentra portándose así. Os aseguro que le confiará la administración de todos sus bienes. Pero si el criado es un canalla y, pensando que su amo tardará, empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo hará pedazos, mandándolo a donde se manda a los hipócritas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes”». (Mt 24,42-51)
Somos coherederos con Cristo de la Gracia de Dios; se nos ha confiado para mostrarla al mundo, para que el mundo crea en el amor de Dios, para que el hombre sepa que es amado. A través del milagro moral el mundo comprueba cómo somos amados también por Dios en nuestras debilidades, siendo misericordiosos por la misericordia recibida de Dios, perdonando por el perdón, aun mayor, recibido de Dios, dando la vida para mostrar que Cristo dio su vida por nosotros cuando éramos desobedientes y pecadores, perdonando a todos, también a los que le abandonaron, a los que huyeron por el miedo a la muerte, como hacemos nosotros…
Pero Cristo, una vez resucitado, nos reunió de nuevo para mostrarnos sus llagas y su costado; para preguntarnos tres veces “Pedro ¿me amas?” y para confiarnos “apacienta mis ovejas”. Por eso nos pide fidelidad, pues nos ha criado y nos ha confiado una servidumbre para cuidar y no escandalizar, pues somos los representantes de su amor. Si mostramos violencia, decimos que Dios es violento, si somos infieles decimos que Dios es infiel, si somos intransigentes también hacemos intransigente a Dios. Si aparece el amo de la casa y comprueba que hemos malgastado la gracia, el encargo, la misión a la que nos destinó… ¿qué hará?
Somos coherederos con Cristo de la Gracia de Dios; es el don más preciado que un hombre puede recibir y nos ha sido dada para colaborar con Cristo en la salvación del mundo. Para acercar a los hombres el Reino de Dios, la morada eterna, la verdadera patria a la que todos hemos sido convocados para morar eternamente en la presencia de Dios.