«En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre. ¿Dónde hay un criado fiel y cuidadoso, a quien el amo encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas? Pues, dichoso ese criado, si el amo, al llegar, lo encuentra portándose así. Os aseguro que le confiará la administración de todos sus bienes. Pero si el criado es un canalla y, pensando que su amo tardará, empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo hará pedazos, mandándolo a donde se manda a los hipócritas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes”». (Mt 24,42-51)
Hoy la Iglesia celebra la festividad de Santa Mónica, madre de San Agustín, que experimentó la dicha de ser encontrada siendo fiel, cuidadosa y perseverante en la oración, lo cual ayudó a su hijo Agustín a encontrar la santidad.
Fabuloso evangelio para el verano. A lo mejor me repito mucho, pero me encanta cuando S.S. el Papa Francisco nos hace ver que podemos ser tan corruptos en nuestra forma de vida cotidiana, como pueden ser los políticos o ciertos empresarios.
Hoy, en medio del entorno en el que te encuentres, el Señor te viene a preguntar: ¿cómo estás viviendo el cristianismo este mes de agosto de 2015? ¿Eres fiel y cuidadoso? ¿Atiendes a aquellos a los que el Señor ha dispuesto en tu camino para mostrarles su rostro a través de ti? ¿O por el contrario has caído en la trampa del “enemigo” dejando a un lado la oración, los sacramentos y vives como los paganos, intentando satisfacer a ese hombre viejo insaciable?
Pues el Señor hoy nos da una palabra: “Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor”.
Sal de la cueva dónde te has metido, vístete dignamente y vive de acuerdo al Espíritu que habéis recibido en Cristo. Sirve y da a los que te rodean —y que el Señor a dispuesto para ti en este verano— dándoles el alimento con el que tú has sido fortalecido: Cristo.
La ociosidad, las comilonas, los cubatas y fiestas veraniegas solo te traerán indigestiones, resacas y un profundo vacío interior que te pondrán de manifiesto: lo limitada que es tu vida y lo impotente que eres para alcanzar la felicidad que buscas en unos míseros días veraniegos. El Señor viene a recordarnos lo que decía San Pablo en su carta a los hermanos de Roma: “Pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos; por tanto, ya sea que vivamos o que muramos, del Señor somos.
Ánimo, hermanos, que el Señor nos visita con esta Palabra llena de frescura para espabilarnos del sueño. Imitemos a nuestra hermana Mónica y seamos perseverantes en la oración y solícitos en el servicio. Que este tiempo de verano y de descanso que el Señor nos concede nos sirva para ser “alabanza de su Gloria, de la Gloria de su gracia, de la gracia de su amor, con la que nos amó en Jesucristo”.
Ángel Pérez Martín