En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa.» Y, si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: «Está cerca de vosotros el reino de Dios.»» (Lc 10, 1-9)
El Reino de Dios sin duda esta cerca de todos los que acogen la Buenanueva que generación tras generación sigue anunciando la Iglesia. Todos los afortunados que hemos recibido con alegría esta llamada del Señor a seguir sus huellas luminosas por el sendero de nuestra vida. Todos los que nos sentimos llamados por nuestro Maestro a ser testigos de esta maravillosa forma de amar totalmente fuera de nuestra capacidad, porque sin este maravilloso espíritu que el nos regala cada dia, es imposible amar al enemigo y tener las actitudes de perdón misericordia, entrega, y donación sin límites y sin esperar nunca nada a cambio. Esta utopía del amor sin límites que el Maestro y Señor nos ha mostrado es la auténtica clave de la felicidad para todo hombre y que nosotros los pobrecillos, los pecadores que hemos sido escogidos como los mas pequeños (“… . Hemos venido a ser, hasta ahora, como la basura del mundo y el desecho de todos…” 1ª Ct 4 13) tenemos la gran tarea de dar a conocer al mundo dando y compartiendo gratis lo gratis recibido.
La pregunta ineludible es. .¿Qué he recibido yo? ¿Qué tengo yo que pueda dar y compartir con mis compañeros de viaje en esta vida?. Nadie da de lo que no tiene y para dar primero hay que recibir. Yo necesito recibir de ti Señor cada dia ese espíritu que prometiste a tus discípulos (.. el Padre os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de la verdad a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce. Pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros. Jn 14 16-17) y cada dia intentaré seguir buscando primero tu Reino y tu justicia porque sé que todo lo demás se me dará por añadidura.
¡BUEN DIA CON EL SEÑOR!