¡Qué tristeza da! ¿Qué tristeza da comprobar estas prácticas inhumanas? Es increíble. Todo esto lo hacen con los niños chinos para obtener una simple medalla en los juegos olímpicos. Porque la vida no vale nada cuando apartamos a Dios de nuestra vida. Es el triunfo del fin que justifica los medios, aunque estos sean convertir unos niños en objetos. ¡Qué terrible esperanza! Mira los rostros de dolor en sus caras, que a sus entrenadores no parece importar… Mira las ampollas en sus manos infantiles que deberían estar jugando por ahí…, con otros niños. Y todo el mundo alaba lo realizado por China, país número UNO en el mundo por violar los derechos humanos… Esclavitud, humillación, discriminación de género, aborto indiscriminado… Todo eso NO apareció en Beijing 2008… Y pensar que todo el mundo sabe que China utiliza el «entrenamiento esclavo» como algo tan normal, con tal de obtener el mayor número de medallas en la historia de las olimpiadas… ¿Es eso entrenamiento? ¡NO!, eso NO es deporte, es un sacrificio de menores inocentes, es una tortura descarada hacia los niños.