“Cinco minutos ante el Sagrario dan más sabiduría que los estudios de toda una vida”
Quien empieza el día de rodillas en la presencia de Dios, lo termina de pie viendo milagros, pues no hay hombre más poderoso que el que reza. Y es que orar es estar con el Amigo, como decía Santa Teresa de Jesús; ver el mundo con Sus ojos. El P. Jorge González Guadalix conoce bien el inmenso valor de la oración y a ella se entrega con ahínco. Tanto, que desde hace poco más de un año su parroquia alberga una de las tres capillas de adoración perpetua que existen en Madrid, y ya ha visto sus beneficios. En medio del tumulto de la ciudad, la sencillez de una capilla obra el milagro de la presencia, encuentro y comunión permanente con el Señor. Del espíritu de plegaria se desprende la verdadera sabiduría, porque la tristeza mira hacia atrás, la preocupación mira alrededor, pero la esperanza siempre mira hacia arriba.
¿Cómo conoció el amor de Dios en su vida?
Desde que era niño lo he ido descubriendo de una manera natural. Dios estaba presente en casa y, por suerte, también en la vida de la gente de mi pueblo, Miraflores de la Sierra (Madrid).
¿Cuándo y en qué circunstancias sintió la llamada al sacerdocio?
A los dieciocho años estaba yo estudiando en la escuela de ICAI en Madrid y tenía una inquietud religiosa muy grande. No me sentía a gusto con mi vida; necesitaba algo más… Un día, leyendo las “Confesiones” de San Agustín me impactó mucho cuando habla de que en su vida él quería destacar y ser el primero, pero había comprendido que eso no era más que “aire y humo”. Esto me aceleró las ideas. Dejé los estudios y entré al Seminario.
déjate mirar por el Dios que te ama
¿Qué significa adorar a Dios?
Reconocer su grandeza y nuestra pequeñez. Es darse cuenta de que Dios lo es todo y nosotros nada. Ante este gran misterio no queda más que una opción: postrarse de rodillas y decir “aquí estoy, Señor, creo en ti. Ayúdame a creer más”. Nos da miedo ponernos delante del Santísimo porque es estar frente a nosotros mismos. Mirarle y que te mire. Tú le miras y Él te desnuda; te cambia, te transforma, te mueve por dentro…
¿Acción y adoración van unidas?
Para mí, hacer compartimentos estancos —y más aún en la vida cristiana— es imposible. Incluso la gente más contemplativa tiene su acción orando por el mundo y dando testimonio de vida; lo que a su vez, mueve a otros a la acción. Aquí en la parroquia, desde que tenemos Adoración Perpetua hay más acción, mejor hecha y más profunda. Porque cuando adoras a Dios, comprendes su majestad y, a la vez, la fraternidad con los hombres. Cuando uno descubre la maravilla de sentirse amado por Él, ¡es que no se lo puede callar! Sale en los gestos, en las palabras, en las acciones… Y eso que en un principio es para beneficio propio repercute en beneficio de los demás. Por ejemplo, todos los adoradores, especialmente los de las horas de madrugada, son también voluntarios de Caritas. Porque en la medida que hay más adoración va habiendo más y mejor voluntariado.
¿Por qué una capilla de adoración eucarística perpetua en su parroquia?
Estamos en Tres Olivos, un barrio nuevo de Madrid, y la parroquia Beata María Ana Mogas solo lleva cuatro años funcionando. Pero yo siempre he dicho que una parroquia se hace de rodillas delante del Sagrario. Y con esa ilusión se me ocurrió introducir la adoración. Primero como adoración prolongada —tres días a la semana, de 8:00 a 22:00 horas— y luego, nos encomendamos a Dios y decidimos prolongarla. El P. Justo, apóstol de las capillas de adoración al Santísimo me preguntó: “¿Qué tienes para iniciar la capilla?”. “Mi ilusión y la de mi compañero sacerdote, una decena de laicos dispuestos a empezar y unas doscientas monjas de clausura rezando por ello”. “¡Hombre, con esto nos sobra!”, me dijo. Empezamos a anunciarlo en las misas y noté una gran respuesta de la gente. ¡Han pasado catorce meses y ha sido maravilloso!
¿Se consigue cubrir todas las horas, tanto de día como de noche?
Sí, las 24 horas, incluidas las de Semana Santa, el mes de agosto y Navidad. Los turnos están cubiertos por voluntarios fijos en un 90% y el resto se cubre con adoradores provisionales. Todas las semanas ponemos en la puerta de la capilla la lista con las horas por cubrir y los que deseen van apuntándose. Los curas hacemos suplencias cuando alguien falta, pero es Dios quien lo lleva.
¿Qué repercusión tiene en nuestra sociedad una capilla de adoración perpetua?
Es un signo profético en el barrio. Primero porque vivimos en una sociedad mercantilista y pragmática, de hacer, consumir, ganar, etc., con lo cual, una capilla donde aparentemente no se recibe nada muestra la importancia de lo gratis. Segundo, porque es señal de una Iglesia viva, no solo de viejecitas ociosas y de niños de Primera Comunión. En la capilla coinciden un ejecutivo, una joven, una mamá, un niño, una anciana… ¡Viene gente que nunca me imaginaría que pudiera arrodillarse y rezar! Todos necesitamos silencio e interioridad.
Debería ser normal que en cada templo haya una adoración ininterrumpida. ¿Asusta el compromiso?
Sí asusta, claro. Yo creo que a los sacerdotes nos da miedo pedir cosas a los fieles, cuando en realidad, ellos son mucho más generosos de lo que pudiera parecer, ya que en lo que de verdad merece la pena no dudan en implicarse. Mi gran miedo como sacerdote es si no le estaré pidiendo a Dios demasiado. Cuando vino el Cardenal Antonio Mª Rouco Varela a inaugurar la capilla, así se lo dije: “Tengo miedo. Quizá estoy siendo muy atrevido al pedir para mí una gracia tan grande. Pero bueno, Dios sabrá si me lo quiere regalar”. Y Él me ha demostrado hasta extremos insospechados que sí quiere que se lleve adelante.
¿Está transformando la vida de los adoradores y de la parroquia en general?
¡Es otra parroquia! Hay conversiones espectaculares, viene más gente a misa, hay otra cordialidad, otra participación en la eucaristía… Es una parroquia más de Dios, más fraterna y generosa. Hemos abierto el primer economato de Caritas en Madrid y hay más de veinte voluntarios. Estamos viendo muchos frutos. ¡Son milagros de Dios!
¿Cuántas capillas de Adoración Perpetua hay en España? ¿Pertenecen a algún movimiento?
En España hay 29 capillas y alrededor de 1.500 en el mundo. La Adoración Perpetua no la conduce ningún movimiento, depende únicamente del párroco. De hecho no hay cantos ni se sigue ninguna meditación; solo hay silencio. En una ciudad grande como Madrid no tiene ningún mérito pero en pueblos pequeños sí. Me contaron que en un pueblecito de Iberoamérica el párroco se puso un camastro al lado de la capilla y allí vivía, para que cuando no hubiera nadie, ir él a adorar.
¿En qué le ayuda esta experiencia para su fe?
Me hace más contemplativo y me enseña a entender que la vida cristiana es dejarse hacer por Dios. El testimonio de fidelidad de la gente y los frutos que se están dando en ella me transforma. Leí en un libro de espiritualidad decir a un sacerdote: “Tanto estudiar, tanto planificar, y Dios, en cinco minutos delante del Sagrario puede dar más sabiduría que los estudios de toda una vida”. Cuando no podemos con algo hay que ponerlo en oración. Creemos que la solución está en “tengo que estudiar”, “tengo que hacer”, pero hay algo que no falla: la oración. Cuando empezamos con la idea de abrir la capilla, lo primero que hicimos fue poner en oración a un montón de monjas de clausura y ofrecer cada misa por esta intención, porque de Dios viene todo.
el hombre crece cuando se arrodilla
¿Merece la pena mantener la capilla abierta, a pesar de tantos esfuerzos?
Más que cualquier otra cosa. Por ella ahora mismo estoy dispuesto a dar sueño, vacaciones, dinero…, lo que sea. ¡Es la niña de mis ojos! Y curiosamente, no necesito dar prácticamente nada. Llegó agosto y me agobié. ¡Pues hice menos suplencias en ese mes que durante el curso! En Nochevieja estábamos siete personas a las diez de la noche. No hay que pedir locuras a Dios más que las necesarias, pero sí tener la confianza de que si algo es de Él, saldrá adelante.
¿De qué modo está presente la Virgen?
La capilla recibe el nombre de Reina de los Ángeles y en ella hay un cuadro de la Virgen detrás de los bancos. Así es para que no olvidemos que Ella no está para que le recemos, sino para rezar con nosotros. ¡Y claro que está rezando!
¿Animaría a otros sacerdotes?
Sin duda, porque es una gracia extraordinaria para la parroquia. Pero deben medir sus fuerzas y calibrar el esfuerzo que supone, porque es una maravilla aunque también una complicación. Ahora bien, merece la pena del todo.
¿Cree que Dios ha sido bueno con usted?
Mucho, me ha cuidado demasiado en mi vida. Me está concediendo ver los frutos, y eso no tenía por qué: el regalo de la capilla, del economato, de ver la gente tan animada. ¡Conmigo no se ha podido portar mejor! Otra cosa es cómo yo me he portado con Él…
Victoria Serrano Blanes