“La JMJ es una grandísima siembra de la que no sabemos ni cuándo ni dónde se recogerá”
Dentro de poco más de un mes, del 16 al 21 de agosto, en la ciudad de Madrid se celebrará la cita juvenil festiva de mayor convocatoria en la Iglesia: la JMJ. Con el lema paulino de “Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe” este encuentro internacional será, para miles de peregrinos de lo largo y ancho del mundo, la oportunidad de encontrarse seriamente con el amor sin límites del rostro salvador de Cristo, y manifestar su afección entrañable al Papa. Yago de la Cierva, director ejecutivo de la JMJ, anima de manera entusiasta a participar en ella. Solo Dios puede derribar los muros del miedo, el desengaño, la soledad o el desaliento ¡y te espera en Madrid!
-¿Cómo conoció el amor de Dios en su vida?
-Conocía la fe en mi familia y en el colegio.
-Es usted el director ejecutivo y portavoz de JMJ. ¿Qué sintió al hacerse cargo de un evento tan multitudinario?
-Yo no hago la JMJ; somos unos 500 y yo intento poner mi grano de arena. No tengo un peso extraordinario sobre mis espaldas. Antes llevaba la Comunicación y ahora la coordinación. Es un trabajo en equipo y no tengo más responsabilidad que los demás.
-De todos modos, es una tarea compleja. ¿Qué recibe a cambio?
-Desde el punto de vista profesional es un desafío. He organizado eventos, pero al lado de este palidecen. Un congreso internacional de 1.500 personas no tiene ninguna relevancia al lado de la JMJ. Es una experiencia única de la que se aprende muchísimo y se conoce a gente muy variada. Tenemos trabajando con nosotros a 25 voluntarios internacionales que han decidido echarnos una mano y aprendemos mucho de ellos.
Espiritualmente, es una experiencia inolvidable. Es muy difícil ganar a Dios en generosidad y sé que de un modo u otro la recompensa llegará.
Contigo, al fin del mundo
-¿Qué frutos se esperan de la JMJ Madrid 2011?
-Esperamos conseguir lo que nos ha propuesto el Papa como objetivo: que todos los participantes tengan la oportunidad de tener un encuentro personal con Jesucristo. Y para eso estamos trabajando; el transporte, las pantallas, la megafonía, el alojamiento etc., está en función de ello.
-Entonces, ¿en qué términos podemos hablar para medir su éxito?
-Te puedo decir en cuáles no se mide la JMJ; ni en número de asistentes ni en cifras económicas -en cuanto a que si se cubren todos los gastos o dejamos un déficit a la diócesis-, tampoco en el eco que pueda tener en los medios de comunicación.
Se mide por un índice que nosotros no podemos cuantificar, que es el número de personas que vuelven de una JMJ decididas a cambiar de vida, a participar de manera activa en la Iglesia, que reciben la llamada a una vocación concreta: sacerdocio, vida consagrada, matrimonio… En este sentido la JMJ es una grandísima siembra de la que nosotros no sabemos ni cuándo ni dónde se recogerá.
-¿Cómo van los preparativos?
-Está toda la planificación hecha, queda el pequeño detalle de esos planes; pero las cosas marchan muy bien. Todos los días llegan problemas, aunque también, gracias a Dios, todos los días se encuentran soluciones.
-Los jóvenes españoles siempre han respondido positivamente en otras jornadas. ¿Se nota a la hora de preparar esta JMJ, siendo ahora los anfitriones?
-Los jóvenes españoles suelen apuntarse pero tarde; y nosotros queremos que se apunten cuanto antes. Contamos con muchos españoles porque, si la JMJ es un don, lo será para la Iglesia española, y tienen que aprovecharlo. Desde siempre ha sido multitudinaria la presencia de los españoles en las JMJJ y si nos hemos desplazado a otros lugares, ¡cómo no asistir a esta que es en suelo español! El otro día se presentó una señora que quería hacer un donativo porque siempre les había pagado a sus nietos las peregrinaciones y esta vez iban a ir en metro.
el tesoro de la fe compartida y contagiada
-La discriminación de los cristianos está aumentando en todo el mundo. Exhibir un crucifijo se ha convertido en una osadía, incluso en países de la considerada Europa “tolerante”. ¿Qué puede demostrar un encuentro mundial como la JMJ?
-Hay muchos lugares en el mundo donde ser cristiano tiene unas consecuencias negativas: están minusvalorados, pierden los derechos civiles, son perseguidos. Para los jóvenes de esos países que van a venir a la JMJ les supone sentirse arropados, miembros de una comunidad que supera sus fronteras. Todos sabemos que la Iglesia Católica es universal pero a veces no lo hemos experimentado. Participar en un encuentro de estas características te permite vivirlo. Al mismo tiempo, es muy bueno para todos el contacto personal con otros hermanos cristianos y poder ver cómo viven su fe. Precisamente crear esa conciencia universal de la catolicidad de la Iglesia es uno de los frutos de la JMJ.
Hay gente que está perseguida por razón de su fe y gente que, simplemente, se siente sola. El otro día, uno de los participantes de Suecia nos dijo que allí una pequeña minoría es católica, por lo que tenía puesta su esperanza en venir a la JMJ de Madrid para llenar las alforjas. Si bien, no hay que salir fuera de nuestras fronteras para encontrarte con casos similares; en España también hay jóvenes que en su parroquia son cuatro gatos y en la JMJ pueden ver que no están solos.
-África es el continente de la esperanza dada la juventud de sus habitantes, pero está sumida en una espiral de pobreza, miseria y violencia. ¿Qué les puede ofrecer el anuncio del Evangelio?
-La JMJ Madrid 2022 tiene una relación especial con África. Su primera presentación internacional la hicimos en Ghana y nuestro deseo es que puedan venir el mayor número de africanos posible. En este continente todavía no se ha organizado una JMJ, aunque ya les gustaría…
En mi opinión, nosotros no tenemos que enseñar nada a los africanos. ¡Al contrario! la cultura de la vida en África está más arraigada, la alegría vital que tienen, no como Europa, que está triste, el sentido de familia, de celebración, etc.
ayúdame a parecerme a ti, cuento con tu gracia
-Muchos jóvenes, también adultos, no quieren saber nada de las normas éticas ni de religión pues consideran que coartan su libertad y les encadenan a deberes pesados. ¿Cómo son los jóvenes y voluntarios que preparan esta JMJ?
-No existe una sola juventud sino que hay muchas; la que está deseando que llegue el jueves para beberse la primera litrona y la responsable; la que le da igual todo y la comprometida socialmente; la de vagos redomados y la de los muy sacrificados…No es bueno generalizar. También hay lugares donde los jóvenes están vinculados a la Iglesia y otros donde no lo están. En este caso la culpa es de la Iglesia, que no ha hecho su trabajo, y no de los jóvenes. Los frutos espirituales se recogen, no porque la gente sea buena, sino porque Dios está detrás, y la Iglesia está haciendo la misión que Dios le ha encomendado. Cuando hay un desierto espiritual hay que preguntarse quién lo ha abonado. El joven acaba de despertar a la vida, como quien dice, y no le podemos echar la culpa si nadie le ha enseñado.
Al mismo tiempo hay valores en la juventud de hoy que quizá no estaban presentes hace 30 años. Hoy la gente tiene menos formación pero es más auténtica. Quizá el enemigo más poderoso es la ignorancia, pero sí que hay una serie de sentimientos, como la generosidad, que antes no había. En cualquier caso, la misión de la Iglesia es predicar el Evangelio, tanto a los jóvenes de hoy como a los de dentro de 20 años, y siempre hay una receptividad si se hace bien.
-Más allá de prejuicios, en el corazón del joven late siempre el deseo de encontrarse con la auténtica belleza, bondad y justicia, que es Jesucristo. ¿Es este un evento solo para los cristianos comprometidos o está abierto a todos?
-Está abierto a todo el mundo. Evidentemente, aunque habrá de otras confesiones, la mayoría serán católicos; pero no todos católicos vibrantes, también los habrá laxos, fríos… La Iglesia invita a pasar unos días de exploración interior y reflexión, a vivir con los católicos para experimentar en primera persona el “venid y lo veréis” de Jesucristo. Tengo una prima que fue a la JMJ de París creyendo que era un concierto de rock y ahora es una católica ferviente. Nunca se sabe.
-Es una convocatoria universal, que es realmente lo que significa “Iglesia católica”, pero, lejos de ser una Torre de Babel, todos se entienden ¿Cuál es el lenguaje común?
-Para nosotros no hay ningún extranjero, sino participantes nacionales e internacionales, pues todo el mundo forma parte de la JMJ de Madrid. Es verdad que las lenguas son diferentes, como también la cultura, la manera de rezar, las costumbres, etc. y hacer adaptaciones a 24 lenguas diferentes es una tarea colosal; pero todos hablamos el mismo lenguaje, el del amor y la esperanza.
te seguiré a donde vayas
-Serán días intensos y agotadores en los que los jóvenes son capaces de renunciar a sus comodidades. ¿Cuál es la fuerza de la JMJ?
-La JMJ tiene siempre un aspecto de esfuerzo y rudeza propio de toda peregrinación, y eso es importante. Caminar durante horas, pasar calor, sed, sacrificarse… es una buena imagen de lo que es la vida y concretamente la vida cristiana. Cristo fue pobre y es bueno que sintamos la falta de medios de vez en cuando. Es muy pedagógico.
Las JMJ son de lo más sobrio que hay, por eso son coherentes con el mensaje. Desde la organización vamos a intentar que la gente no pase hambre, pero van a dormir en sacos, se expondrán horas al sol…No queremos que la gente sufra, pero Cristo no ha dicho: “el que no tome mi almohada y me siga”, sino “el que no tome mi Cruz…”. Además, parte de la enseñanza de la JMJ es que con la cruz se puede ser feliz. Muchos jóvenes que no han experimentado jamás que con el estómago vacío uno puede estar contento, ahora lo van a vivir, y les ayudará a comprobar que la felicidad no la dan las cosas materiales. Siempre se acordarán de ello.
-El principal mal que azota al catolicismo viene de la incoherencia de vida, de la tibieza o indiferencia en la que muchos cristianos asumen su fe, que acaba muriendo. ¿Puede ser la JMJ una puerta que abra a una fe viva?
-¡Por supuesto! Habrá quien no se fije en el Papa, ni en los obispos o sacerdotes, sino en otros jóvenes, y les van a preguntar: ¿Y tú por qué eres cristiano? ¿No te importa ir contracorriente? ¿Por qué no bebes, no te drogas, no te acuestas con chicas o chicos…?
Claro que la JMJ será una puerta a la fe para mucha gente; a quienes la tengan se le consolidará, para quienes esté con polvo por no ser usada, les ayudará a sacudirlo, y para quienes simplemente no la tengan, también servirá para derribar prejuicios consolidados.
Los cristianos tenemos un tesoro, que es el Evangelio, y muchas veces lo presentamos poco atractivo, aburrido, triste… Ponemos delante las dificultades antes que los frutos. Cuando uno empieza a entrenar para un deporte olímpico, no piensa en que va a tener que llevar un régimen estricto de alimentación en los próximos cuatro años, sino en que dispone de ese tiempo por delante para poder ganar la medalla. En ocasiones enseñamos más la dureza del camino que las satisfacciones, y no debe ser así. Nadie desea más que los hombres sean felices que el mismo Dios, pero los atajos no conducen a la felicidad. La única manera de que esto lo entiendan los jóvenes es con el testimonio de otros, por eso la fe se vive en compañía.
entra al banquete de tu Señor
-Dicho lo cual, ¿es posible encontrarse con Cristo resucitado?
-Es que como no sea posible estamos perdiendo lastimosamente el tiempo. Esta es la vigésimo sexta JMJ, por tanto no hace falta fe para saber que aquí nos podemos encontrar con Jesucristo; en las primeras quizás sí, pero la experiencia de las precedentes indica que esto funciona. Si no funcionara se haría otra cosa.
-Sabemos que, como dice el salmo, si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles. ¿Está el Espíritu Santo soplando para que todo salga bien?
-Sí y se nota. Van solucionándose problemas que, si Dios no ayudara, sería muy difícil. De hecho la primera decisión del comité organizador, con el Cardenal Antonio María Rouco a la cabeza, para comenzar la preparación de la JMJ fue mandar una carta a las comunidades de religiosas contemplativas para que rezaran por ella. Todos los preparativos se apoyan en la oración, porque sin ella, esto no funcionaría.
-¿Todavía se está a tiempo de apuntarse?
-El último día para apuntarse es el 21 de agosto.
-¿Por qué recomienda su asistencia? ¿Qué se perderá el que no acuda a la JMJ?
-Primero, el que no venga se perderá una gran fiesta juvenil con gente de todo el mundo. Están inscritos peregrinos de 193 países y hay 197 en el índice. Además, para todos aquellos que no estén satisfechos con su vida y sepan que para cambiar el mundo hay que empezar por uno mismo, es una gran oportunidad. El que se lo pierda lo tendrá más difícil en la próxima, que ya no será en este continente. ¡El momento es ahora!