“No hay vuelta atrás, millones de españoles vuelven a ser conscientes de que se puede reconstruir una cultura de la vida”
Lo primero, enhorabuena por esta manifestación; lo segundo, quisiera su valoración personal sobre esta marcha por la vida: ¿Qué expectativas hay tras aunarse más de millón y medio de personas en defensa del no nacido y de la mujer embarazada?
La valoración es muy positiva. Ha sido una de las manifestaciones más numerosas que ha habido en la historia de España, y además se notó en la calle el espíritu singular de los defensores de la vida, claramente alegre, positivo, muy juvenil, muy femenino, muy familiar…, lo cual ha impactado bastante en la opinión pública, en los medios de comunicación social (MCS), en los visitantes extranjeros…
¿Efectos inmediatos en la vida política? Yo creo que ninguno. Ya me gustaría que no fuera así, pero hasta ahora el Gobierno ha demostrado en este tema una gran cerrazón y sectarismo: no se atiene a los datos científicos, ni a lo que dice el Tribunal Constitucional, ni a nada… Por tanto, me temo que ahora tampoco nos va a hacer caso.
Por otra parte, esta manifestación es una expresión del punto de madurez del movimiento provida, en su sentido amplio, en España. No hay vuelta atrás, millones de españoles vuelven a ser conscientes de que se puede reconstruir una cultura de la vida. Tenemos un discurso positivo, progresista, pro mujer, pro derechos humanos, que es bastante incontestable.
Da la sensación de que España es el laboratorio experimental, el campo de trabajo de todas las medidas sociales y políticas que la izquierda radical quiere imponer en el mundo… Así, en siete años, el Gobierno ha articulado el aborto libre, la Ley de Educación para la Ciudadanía, la Ley de Violencia de Género, la Reforma del Código Civil que permite el “matrimonio” entre personas del mismo sexo, Ley del Divorcio Exprés…
Yo creo que éste es un fenómeno mundial; no es un fenómeno español, no lo ha inventado el presidente del Gobierno. Es la gran lucha ideológica del humanismo cristiano frente a la antropología de género laicista, que viene con gran fuerza desde USA, las agencias de Naciones Unidas, el feminismo más radical, el movimiento gay, etc.
Este debate está presente en Alemania, en Francia, en Italia, en Iberoamérica, en Asia… Quizás lo singular de España es que somos el único país del mundo en que este “virus” (de la Ideología de género), que pulula por todo el planeta, un gobierno lo ha hecho suyo de forma muy sectaria y radical, como línea directriz de toda su política, en la que no está dispuesto a dar un paso atrás.
El 17 de octubre teníamos aquí MCS de veintitantos países …, a estos países les sorprende que, a estas alturas, haya un gobierno que se empeñe en un “más aborto”, como si fuese algo bueno…
¿Y lo están consiguiendo? ¿Nos están “cambiando el agua” en la forma de pensar, de concebir el mundo?
Obviamente le “comen el coco”, como dirían mis hijos, a una parte de la población, pero también provocan la reacción contraria… Es como el debate sobre el matrimonio homosexual en USA: ¿El balance? Ha habido más estados en USA que han reformado su constitución para definir que el matrimonio es entre hombre y mujer, que los que han legalizado la unión de personas del mismo sexo. O lo que ha pasado con el debate sobre el aborto en México: en el Distrito Federal han aprobado la ley del aborto, pero como reacción ya hay 11 estados mexicanos que han reformado su constitución interna para proteger la vida humana desde el momento de la concepción. Por lo tanto, ya veremos cuál es el balance; la gente se deja arrastrar por esta ideología que se presenta como liberadora de nuevos derechos… las leyes nuevas tienen un efecto pedagógico, pero también provocan mucha reacción en contra, de gente que se reafirma en sus convicciones.
Pero este proyecto de la nueva ley es una excepción… El aborto se mantiene como delito penal en Europa. Hay un 60% de países europeos en que el aborto sigue considerándose como delito, aunque se acepten algunos supuestos.
Como siempre en Europa hay de todo. Cuando nos dicen, que nos vamos a homologar con Europa, no es verdad; nos vamos a homologar con los países más radicalmente abortistas de Europa. En Europa hay países que siguen sin introducir el aborto, como Irlanda y Malta; países que lo han restringido recientemente de forma seria, como es el caso de Polonia o Chequia; o países que lo acaban de liberalizar como Portugal, y hay países que apuestan por el aborto sin límites, y como un derecho, como es nuestro caso en España. Lo que no es verdad es que haya un modelo de aborto europeo al cual nos vamos a adherir para salir de nuestras cavernas.
Si algo se ve en Europa con carácter general —y Portugal es una excepción—, es que las últimas reformas legales que se han hecho en materia de aborto, han sido para restringirlo.
La última reforma que hizo Gran Bretaña fue para rebajar la edad del aborto libre de las 23 ó 24 semanas de gestación a las 18 semanas. Polonia modificó hace unos años la vieja ley del aborto libre de la época comunista, para pasar a una ley de indicaciones, que además allí se está aplicando en serio, de modo que se han reducido cerca de 200.000 abortos al año. Varios países de la órbita comunista han hecho lo mismo, pasando de contemplar el aborto casi como un derecho o como una manera normal de planificación familiar, a leyes más o menos restrictivas del aborto.
Es lo mismo que sucede en USA: en 1973, se declaró el aborto, por una norma del Supremo, un “derecho constitucional de la mujer” y ahora mismo hay unos 25 ó 26 estados que ya han dictado normas restrictivas para admitirlo sólo en casos de violación, de grave peligro para la madre. Es decir, la tendencia mundial ya empieza a ser a la restricción… Lo que ha hecho España es ir en contra de la tendencia que claramente se va consolidando.
La ley actual de los tres supuestos legales de aborto en España es, de hecho, el ejercicio del aborto libre, porque no existe un control sobre el supuesto de la salud psíquica de la madre.
La ley española es teóricamente restrictiva, porque así lo exigió el Tribunal Constitucional, en sentencia del 85, que anuló la primera ley del aborto, porque no daba suficientes garantías a la vida del no nacido. Aquella sentencia 53/85 estableció que la vida del no nacido es un valor amparado por el artículo 15 de la Constitución —todos tienen derecho a la vida—, por lo que el Estado no puede desprotegerla…y continuó, bien es verdad, que “si entra en conflicto con otros bienes de la madre, de igual relevancia constitucional, y siempre que ese conflicto no se pueda resolver de otra manera, se puede despenalizar”. Por tanto, actualmente, según el TC, sólo podemos despenalizar cuando hay un gravísimo conflicto no resoluble de otra manera, pero la aplicación ha sido un fraude de ley y aborto libre. De hecho, durante el primer año de esta ley hubo 9 abortos; el segundo, 411, y el tercero, más de 16.000. Después ha ido creciendo un 10% cada año.
Esta futura ley del aborto, si llega a aprobarse, será una de las más permisivas de Europa.
Sin duda alguna. Teóricamente en España, la figura del no nacido está protegida por ley; con la nueva ley ya no va a ser así.
Este tipo de leyes provocan la banalización del aborto y el desarme moral de la sociedad, porque si permites el aborto hasta las 14 semanas, y luego, por un posible peligro para la salud psíquica, hasta la semana 22, si alguien aborta a las 14 semanas y media, ¿cómo vas a condenarle penalmente? Y si en vez de ser una grave enfermedad psíquica, es una enfermedad menos grave, pues tampoco. Se trata, pues, de una pendiente deslizante que desarma a los jueces y a toda la sociedad.
La idea del Gobierno es que los métodos anticonceptivos y el aborto van a frenar los embarazos no deseados entre adolescentes; sin embargo, está demostrado que la difusión del preservativo como freno de los embarazos ha sido un fracaso. ¿Por qué se empeña el Gobierno en seguir esta línea, y no atiende, por ejemplo, al caso de Uganda, que ha conseguido frenar el SIDA gracias a la abstinencia sexual?
Efectivamente, el caso de Uganda es ejemplar. En todos los países del mundo, sin excepción ninguna, el aumento de consumo de anticonceptivos y de uso de preservativos ha ido paralelo al aumento de los abortos. Es un dato que no se quiere tener en cuenta, igual que este otro dato: todas las campañas del preservativo no han controlado la expansión del SIDA.
Ese empeño en ver el ejercicio promiscuo de la sexualidad como la clave de la felicidad humana, obnubila a muchos de nuestros políticos. Los lleva a negar la realidad de las cosas.
Llevamos treinta años con estas campañas de preservativos en España —“enróllate, pero con preservativo”, “hazlo cuantas veces quieras, pero con preservativo” —; así, cada vez más embarazos no deseados, más abortos, reaparecen enfermedades de transmisión sexual que creíamos ya erradicadas, no contenemos el SIDA. El preservativo reduce el riesgo de contagio y embarazo, pero sólo lo reduce, no lo elimina; por tanto, si en paralelo a la difusión del preservativo, incentivamos el incremento de conductas de riesgo, el efecto no-deseable aumenta. Por eso se acude luego al aborto, para que no se vean los efectos.
La única manera de evitar todo esto, es una educación en la libertad y en la responsabilidad sexual. De hecho, el aborto, esta obsesión abortista que vemos, es el precio obligatorio que nuestra sociedad paga, para no renunciar a una sexualidad permisiva y sin consecuencias.
El arzobispo de Lima, cardenal Juan Luis Cipriani, ya manifestó que “bajo el término salud reproductiva existen grupos ideológicos que pretenden liberalizar nuevas formas de aborto”. Esta expresión la usan mucho todos los planes de la ONU para el control de la población, encubriendo con ello esterilizaciones forzosas, difusión de la contracepción, sin información sobre los efectos abortivos y secundarios de algunos anticonceptivos.
La Ideología de género la hace suya, parcialmente, Naciones Unidas en la Cumbre de El Cairo sobre población del año 1995. Recuerde que Juan Pablo II hizo toda una campaña mundial para lograr que en los documentos finales no se adoptasen los términos, ni la Ideología de género, y lo logró en parte; pero en la siguiente Cumbre de Pekín, ya se aprobó la Ideología de género totalmente.
Desde entonces, Naciones Unidas está fagocitada por los grupos de planificación familiar, imbuidos de la perspectiva de género. Y en gran medida, los objetivos del milenio son pura ideología de género. Ese es el Programa Oficial de Naciones Unidas, y lo es, porque su gran obsesión —cosa difícil de entender— es el control de la población.
En esto es en lo que más dinero gasta la ONU, que ha adoptado la ideología de género como instrumento para el control de la población, difundiendo esa visión de fobia a la maternidad, al tiempo que exalta las formas de sexualidad que no permiten la reproducción, como la homosexualidad y esa visión negativa de la maternidad para la mujer, que convierte en un derecho el aborto, la esterilización, etc. Naciones Unidas está haciendo un enorme daño a la salud del mundo, y sobre todo a las mujeres, por la enorme carga ideológica que está imponiendo a estos países del segundo y tercer mundo.
Aquí en España, la presión de la ONU se nota poco; pero en estos países de Iberoamérica, en los países africanos, Naciones Unidas es más poderosa incluso que los gobiernos, porque es la que paga el sistema sanitario, el sistema educativo, las campañas de salud… y claro, en muchos países del tercer mundo se necesitan los dólares para abrir una escuela, un hospital.