No me gusta descubrir que cualquier organización exige más a sus miembros de lo que la Iglesia se atreve a pedir a los suyos. Cuando no sembramos en las personas la capacidad de entrega y la dedicación a corazón completo, no sucede que recojamos los frutos sin tener que forzar a alguien. No se incide en desarrollar las capacidades y aptitudes de las personas; por eso, no suele florecer de manera espectacular la personalidad y la madurez de los creyentes.
Cuando las personas tenemos una razón para vivir y nos entregamos con dedicación sincera, se libera nuestro talento. Necesitamos sembrar esa capacidad de sacrificio para tener creyentes que se entregan en cuerpo y alma a la causa del Evangelio. Un cristiano comprometido de corazón es un líder en potencia que abrirá brecha y será inspiración para muchos otros.
La entrega y la dedicación en una persona nos están indicando que esa persona cree que el cambio es necesario y posible. Cuando no esperamos nada o simplemente no creemos que nada pueda cambiar sustancialmente, perdemos el interés y nuestro compromiso deja de tener sentido. Los cristianos de los Hechos de los Apóstoles estaban convencidos de que la pequeña minoría de la que formaban parte podía cambiar el mundo (Hechos 17:6). Sus vidas estaban llenas de una fuerza activa tan poderosa que hacían cosas que sería imposible de otra manera. Una fe al rojo vivo y un horizonte lleno de sentido les decía que la vida tiene un propósito por el que merece la pena vivirla en plenitud.
¿Por qué hay credos que muchas personas están dispuestas a vocear desde las azoteas, mientras que los cristianos parece que lo hacen en voz baja y atemorizados? ¿Por qué preferimos continuar en la comodidad de una pastoral de la campana en vez de pasar de una vez a una pastoral del timbre decididamente misionera? Creo que la respuesta tiene mucho que ver con la entrega y la dedicación, ya que el número de creyentes que no son miembros activos continúa creciendo. Un modelo de Iglesia que genera consumidores pasivos y no genera discípulos provoca el aumento de un cristianismo minimalista.
La Generación de Jesús apuesta por creyentes que sepan que su vida ya no va a ser la misma, porque hayan visto en acción y se sientan atraídos al comprobar que existen cristianos “a tiempo completo” dispuestos a cambiar la historia una vez más.
Icíar y Onofre.