El Sínodo de la Familia ha «pasado el ecuador» en un clima de madurez: el total de los 359 participantes están ya «rodados» en el sistema de trabajo y los 270 padres sinodales con voto dirigen cada vez más su mirada hacia el Papa, pidiendo un nuevo documento que sistematice el magisterio de la Iglesia sobre la familia.
El segundo informe de cada uno de los trece grupos de trabajo por áreas lingüísticas –cuatro en inglés, tres en francés e italiano, dos en español y uno en alemán- se centra claramente en la materia, la «vocación y misión de la familia», superado el desconcierto inicial de quienes participaban por primera vez en un Sínodo. Como cada grupo se ha formado con la máxima diversidad geográfica por países y continentes, se trata de trece «mini-sínodos» en los que se debate fluidamente en el mismo idioma.
El rasgo más común de los trece informes es la sugerencia de incorporar al documento final de este Sínodo muchas más referencias a la Sagrada Escritura -particularmente a relatos del modo en que Jesús trataba con las familias-, y también la petición al Papa de un documento que sistematice y unifique el magisterio sobre la familia.