Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a Él para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este acoge a los pecadores y come con ellos». Entonces les dijo esta parábola. «¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las 99 en el campo, y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus hombros; y llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos, y les dice: «Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido.» Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por 99 justos que no tengan necesidad de conversión. «O, ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas, y dice: «Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido.» Del mismo modo, os digo, se produce alegría ante los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta» (San Lucas 15, 1-10).
COMENTARIO
Jesús que es buen pastor, sale a buscar a la oveja y nosotros como buenos cristianos tenemos que emprender YA, con más ahínco, a aguzar el oído y escuchar a las numerosísimas ovejas, tan cercanas, que están cansadas y agobiadas y mostrarles a ese Jesús misericordioso, que te está mirando con una actitud de cercanía y de amor
La primera actitud que nos muestra el evangelio de hoy, es que tenemos que buscar esa Iglesia con puertas abiertas, que busca y sale, como debemos hacer nosotros como pastor, buscarlas y quedarnos con ellas.
Nos falta motivación NO. Siempre estamos con la misma cantinela “que, si temo no hacerlo bien, yo no quiero destacarme, prefiero pasar inadvertido, miro para otro lado y… Perdón, tomo prestada esta frase de Thomas Merton- que nos lo deja muy claro: “Tanto si lo comprendes como si no, Dios te ama, está presente en ti, vive en ti, mora en ti, te llama, te salva y te ofrece una comprensión y una luz que no se parecen en nada a la que jamás hallas podido encontrar…».
Pues si el Señor nos ilumina, seamos misericordiosos y humildes y adelante ¡a que esperamos!
¡Que Dios te bendiga!