San Juan Pablo II – en esta catequesis 109 -, nos presenta la relación que tiene el Cantar de los Cantares con el Sacramento del Matrimonio, y más en particular la vinculación que existe entre este Poema – inspirado por el Espíritu Santo -, y la Encíclica de Pablo VI Humanae Vitae.
Para ello, verá el lenguaje profético del cuerpo de manera nueva, como expresión del amor nupcial, su originalidad como sacramento primordial: hombre y mujer los creó.
El Cantar de los Cantares
No es posible releerlo más que en la línea de lo que está escrito en los primeros capítulos del Génesis, como testimonio, de ese «principio» al que se refirió Cristo en su conversación decisiva con los fariseos (cf. Mt 19, 4).
El «Cantar de los Cantares» está ciertamente en la línea de ese sacramento donde, a través del «lenguaje del cuerpo», se constituye el signo visible de la participación del hombre y de la mujer en la alianza de la gracia y del amor, que Dios ofrece al hombre. El «Cantar de los Cantares» muestra la riqueza de este «lenguaje», cuya primera expresión está ya en el Génesis 2, 23-25. Catequesis 109 &1.
Las palabras de los esposos, sus movimientos, sus gestos, corresponden a la moción interior de los corazones. Sólo bajo el prisma de esta moción se puede comprender el «lenguaje del cuerpo», con el que se realiza el descubrimiento al que dio expresión el primer hombre ante la que había sido creada como «ayuda semejante a él» (cf. Gén 2, 20 y 23), y que había sido tomada, como dice el texto bíblico, de una de sus «costillas» (la «costilla» parece indicar también el corazón).
Lo que en el capítulo 2 del Génesis (vv. 23-25) se expresó apenas con unas pocas palabras, sencillas y esenciales, aquí se desarrolla como un amplio diálogo, o mejor, un dúo, en el que se entrelazan las palabras del esposo con las de la esposa y se completan mutuamente. Las primeras palabras del hombre en el Génesis, cap. 2, 23, a la vista de la mujer creada por Dios, manifiestan el estupor y la admiración, más aún, el sentido de fascinación. Y semejante fascinación (…) fluye de manera más amplia en los versículos del «Cantar de los Cantares». Catequesis 109 &2
En esa fascinación recíproca se expresa el «lenguaje del cuerpo». (…) Las palabras de amor que ambos pronuncian se centran, pues, en el «cuerpo», no sólo porque constituye por sí mismo la fuente de la recíproca fascinación, sino también y sobre todo porque en él se detiene directa e inmediatamente la atracción hacia la otra persona, hacia el otro «yo» -femenino o masculino- que engendra el amor con el impulso interior del corazón.
El amor, además, desencadena una experiencia particular de la belleza, (…) la complacencia, que es recíproca. Cfr. Catequesis 109 &3.
El «lenguaje del cuerpo» busca apoyo y confirmación en todo el mundo visible. Se trata, sin duda, de un «lenguaje» que se relee simultáneamente con el corazón y con los ojos del esposo, en el acto de especial concentración sobre todo el «yo» femenino de la esposa. Este «yo» le habla a través de cada rasgo femenino, suscitando ese estado de ánimo que puede definirse como fascinación, encanto.
Eres toda hermosa, amada mía; y no hay en ti defecto» (Cant 4, 7).
1 comentario
La teología del Cuerpo, de Juan Pablo II, es fascinante. Recomiendo su lectura a todos los que quieran profundizar en el verdadero sentido del amor humano.