En aquel tiempo, habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo:
«En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen.
Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.
Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbí”.
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbí”, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos.
Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.
No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.
El primero entre vosotros será vuestro servidor.
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido». Mateo 23, 1-12
El comentario del Evangelio del día 20 de cada mes, lo tenía asignado hasta el mes pasado, nuestro hermano y amigo Jesús Esteban, quien hace unas semanas ha pasado a la presencia de Dios Padre. Desde aquí queremos darle un enorme abrazo a toda su familia, a su mujer y a sus hijos, y también queremos pedir, a todos los que leen estas líneas, una oración por él y por su familia.
Jesús Esteban ha sido una persona completamente entregada al anuncio del evangelio, enamorado de Jesucristo «hasta las trancas», gran estudioso de las Escrituras, teólogo, en él hoy también se cumple esta Palabra que hoy la Iglesia proclama: «No os dejéis llamar rabbi porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos». Jesús Esteban vivió la fe en comunidad, y al final de su vida pudo entrar por la puerta estrecha. Vivió su enfermedad con enorme dignidad, y nos ha dejado a todos los que lo conocimos el sello de que se puede ser santo, de que se puede seguir a Jesucristo y ser feliz.
En él se ha cumplido también esta Palabra de Cristo Jesús: «El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido». Muchas gracias, hermano, por todo lo que nos has enseñado. Si Dios quiere, nos veremos en el cielo.