La historia del origen del Corpus Christi nace de las disputas en Europa entre los partidarios de las teorías de la Transubstanciacióny los de la Consubstanciación. En el momento de la consagración, Jesús se hace presente en la forma de dos especies: el pan y el vino. Hasta aquí están de acuerdo las iglesias Católica, Ortodoxa, Luterana y Anglicana. Sin embargo, existe un concepto que las diferencia entre sí en esta Doctrina.
Para la Iglesia Católica y la Ortodoxa, la presencia de Jesús en las formas ya consagradas del pan y del vino es total, completa y única. El pan ya no tiene la sustancia que lo hacía pan, y el vino ya no tiene las que lo hacían vino, pero permanecen las propiedades como su olor, textura y sabor. Ésta es la teoría de la Transubstanciación («a través de la sustancia»).
Esta presencia real y única de Cristo en la Eucaristía fue negada por Martín Lutero, quien elaboró una doctrina teológica denominada Consubstanciación, que sostiene que en la Eucaristía coexisten las sustancias originales del pan y del vino, conjuntamente con el cuerpo y la sangre de Cristo. Es decir, esta corriente considera que en la eucaristía se encuentra de forma real Cristo, pero existiendo al mismo tiempo la sustancia del pan y del vino.
En este contexto de luchas en la Europa Medieval, se crea la solemnidad del Cuerpo de Cristo, como contestación a las dudas y disputas surgidas. Hay quien atribuye su creación a un suceso ocurrido durante una eucaristía presidida por el Papa Gregorio Magno, en el siglo VI. En el momento de la consagración, una mujer soltó una carcajada cuando el Papa denominó «cuerpo de Cristo» al pan que ella misma había horneado.
El Papa, sorprendido, instó al pueblo a orar ante la Forma, y sucedió el milagro: la Hostia se dejó ver en carne humana. A partir de entonces, comenzó a divulgarse la fe en el misterio eucarístico.
Son aquellas preguntas que todo sevillano se hace en la procesión delCorpus Christi. Algunas, incluso, son objeto de debate, como por ejemplo, la idoneidad de utilizar un color u otro en la cera. Como en el libro «Historias y leyendas de la Semana Santa de Sevilla» de José Antonio Garmendia, he aquí los siete porqués de las tradiciones de la solemnidad de la eucaristía.
La historia del origen del Corpus Christi nace de las disputas en Europa entre los partidarios de las teorías de la Transubstanciacióny los de la Consubstanciación. En el momento de la consagración, Jesús se hace presente en la forma de dos especies: el pan y el vino. Hasta aquí están de acuerdo las iglesias Católica, Ortodoxa, Luterana y Anglicana. Sin embargo, existe un concepto que las diferencia entre sí en esta Doctrina.
Para la Iglesia Católica y la Ortodoxa, la presencia de Jesús en las formas ya consagradas del pan y del vino es total, completa y única. El pan ya no tiene la sustancia que lo hacía pan, y el vino ya no tiene las que lo hacían vino, pero permanecen las propiedades como su olor, textura y sabor. Ésta es la teoría de la Transubstanciación («a través de la sustancia»).
Esta presencia real y única de Cristo en la Eucaristía fue negada por Martín Lutero, quien elaboró una doctrina teológica denominada Consubstanciación, que sostiene que en la Eucaristía coexisten las sustancias originales del pan y del vino, conjuntamente con el cuerpo y la sangre de Cristo. Es decir, esta corriente considera que en la eucaristía se encuentra de forma real Cristo, pero existiendo al mismo tiempo la sustancia del pan y del vino.
En este contexto de luchas en la Europa Medieval, se crea la solemnidad del Cuerpo de Cristo, como contestación a las dudas y disputas surgidas. Hay quien atribuye su creación a un suceso ocurrido durante una eucaristía presidida por el Papa Gregorio Magno, en el siglo VI. En el momento de la consagración, una mujer soltó una carcajada cuando el Papa denominó «cuerpo de Cristo» al pan que ella misma había horneado.
El Papa, sorprendido, instó al pueblo a orar ante la Forma, y sucedió el milagro: la Hostia se dejó ver en carne humana. A partir de entonces, comenzó a divulgarse la fe en el misterio eucarístico.
Realmente, la solemnidad del Cuerpo de Cristo se celebra en jueves, una semana después de la solemnidad de la Santísima Trinidad, que a su vez tiene lugar el domingo siguiente a Pentecostés. Es decir, que el Corpus se celebra 60 días después del Domingo de Resurrección. Sin embargo, la fiesta se trasladó en España, en 1990, al domingo siguiente para adaptarse al calendario laboral, tal y como dictó la Conferencia Episcopal, sin ser óbice para que en las diócesis que se estimara se siguiera celebrando en jueves, como en Sevilla. Si no, recuerden la frase… «hay tres jueves en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el Día de la Ascensión».