Durante la audiencia general de este miércoles, el Papa Francisco expresó su cercanía y oración a toda «la querida población mexicana», que sufrió el martes un terrible terremoto de magnitud 7.1, causando numerosas víctimas e ingentes daños materiales. Invocó a la Virgen de Guadalupe para que, «con mucha ternura, esté cerca de la querida nación mexicana»
Al saludar a los fieles, hablando en español, el Papa pidió elevar plegarias a Dios «para que acoja en su seno a los que han perdido la vida, conforte a los heridos, a sus familiares y a todos los damnificados». También rezó «por todo el personal de servicio y de socorro que prestan su ayuda a las personas afectadas». Finalmente, invocó a la Virgen de Guadalupe para que, «con mucha ternura, esté cerca de la querida nación mexicana».
Educar en la esperanza
Educar en la esperanza ha sido el tema de la catequesis del Papa de este miércoles: «La esperanza nos lleva a la existencia de una creación que se extiende hasta su cumplimiento definitivo, cuando Dios será todo en todos».
Francisco habló imaginando a un joven delante suyo a quién refirió una larga lista de consejos: «Ama a los seres humanos. Ámalos uno a uno. Respeta el camino de todos, lineal o torcido, porque cada uno tiene su historia para contar. Cada amor que surge es una fuerza de transformación que anhela la felicidad». Este amor, añadió, se nutre de «la luz que nos ha entregado Jesús y brilla en las tinieblas. Defiende esa luz, protégela», dijo a su imaginado interlocutor. «Es la riqueza más grande confiada a tu vida».
«Sueña un mundo que todavía no se ve, pero que ciertamente llegará. La esperanza cree en la existencia de una creación que se extiende hasta su cumplimiento definitivo, cuando Dios será todo en todos». Los hombres, «capaces de imaginación, regalaron al mundo descubrimientos científicos y tecnológicos. Han surcado los océanos y han pisado la tierra que ningún hombre ha pisado jamás. Los hombres que han cultivado esperanzas son también aquellos que han vencido la esclavitud, y traído mejores condiciones de vida sobre esta tierra».
Finalmente, dijo al joven imaginado: «Si un día te asustaras o pensaras que el mal es demasiado grande para ser derrotado, piensa simplemente que Jesús vive en ti. Y es Él que, a través de ti, con su humildad quiere someter a todos los enemigos del hombre: el pecado, el odio, el crimen, la violencia».