En el marco de su viaje apostólico a Bangladesh, el Papa Francisco ha mantenido este jueves un encuentro con las autoridades, el cuerpo diplomático y la sociedad civil en el Palacio Presidencial de Dhaka.
Tras la intervención del presidente de la República, Abdul Hamid, Francisco ha pronunciado un discurso que ha comenzado recordando que aunque “Bangladesh es un estado joven”, “siempre ha ocupado un lugar especial en el corazón de los Papas”.
En su discurso, el Papa ha alabado “la armonía que tradicionalmente ha existido entre los seguidores de las diversas religiones” en Bangladesh, una “atmósfera de respeto mutuo y un creciente clima de diálogo interreligioso” que permite a los creyentes expresar libremente sus convicciones más profundas.
“En un mundo en el que la religión a menudo se usa ―escandalosamente― para fomentar la división, el testimonio de su poder reconciliador y unificador es muy necesario”, ha afirmado Francisco, añadiendo que “esto se ha manifestado de manera particularmente elocuente en la reacción unánime de indignación que siguió al brutal ataque terrorista del año pasado aquí en Dhaka”.
Francisco también se ha referido a la atención que ha prestado Bangladesh “a los refugiados llegados en masa del Estado de Rakhine” y ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional para hacer frente a la crisis de refugiados rohinyás, aunque al igual que en su anterior etapa en Birmania evitó citar por su nombre a esa minoría musulmana.
“Ninguno de nosotros puede ignorar la gravedad de la situación, el inmenso costo en términos de sufrimiento humano y de la precaria condición de vida de tantos de nuestros hermanos y hermanas, la mayoría de los cuales son mujeres y niños, hacinados en los campos de refugiados”, ha asegurado el Papa.
Antes de la comparecencia del papa ante autoridades locales en el palacio presidencial, el presidente Hamid lo elogió por alzar su voz frente a la “brutalidad” contra los rohinyás. “La muy loable posición que su Santidad ha tomado a favor de los rohinyás en apuros y su apasionada voz contra esa brutalidad, nos da esperanzas para una resolución de la crisis”, afirmó el presidente bangladesí.
El Santo Padre ha terminado su discurso señalando que aunque los católicos de Bangladesh son relativamente pocos “intentan desempeñar un papel constructivo en el desarrollo de la nación”, especialmente a través de sus escuelas, clínicas y dispensarios. “La Iglesia aprecia la libertad que goza toda la nación de practicar su propia fe y realizar sus obras de caridad, entre ellas la de proporcionar a los jóvenes, que representan el futuro de la sociedad, una educación de calidad y una formación en sólidos valores éticos y humanos”, ha aseverado el pontífice.