El Papa Francisco ha explicado que la confesión no es una sesión en una sala de tortura sino una fiesta en la que se celebra el día del Bautismo. Así lo ha indicado durante la audiencia general de este miércoles en la Plaza de San Pedro.
En esta línea, el Pontífice ha invitado a los cristianos a investigar sobre la fecha de su bautismo que es el «segundo cumpleaños» al tratarse de «la fecha de nacimiento en la Iglesia», el documento de identidad del cristiano.
El bautismo, según ha señalado, es «el punto de partida de un camino de conversión que dura toda la vida» y ha precisado que en el bautismo «la misericordia de Dios interviene de modo poderoso» para salvar y perdonar los pecados pero «no disminuye la responsabilidad y esfuerzo en luchar cada día contra los impulsos del mal y la acción de Satanás, que están siempre al acecho».
«Todos somos débiles y pecadores», ha apuntado el Papa para puntualizar que este hecho no elimina la responsabilidad de pedir perdón por las equivocaciones.
Así, el Pontífice ha precisado que, cuando se acude al Sacramento de la reconciliación, se confiesan las debilidades pero también «se renueva el Bautismo» abriendo las puertas a «una nueva vida».
En su saludo a los peregrinos de lengua española, se ha detenido en particular a los grupos provenientes de España, Argentina, México, Venezuela, Guatemala y otros países latinoamericanos y les ha animado
a «redescubrir el don que Dios ha dado en el bautismo» para «encontrar en él el impulso para un camino de conversión y renovación espiritual».