En un momento en el que la pandemia de coronavirus «nos ha obligado a valorizar la dimensión doméstica, también desde el punto de vista espiritual», Francisco ha escrito una carta invitando a, en el mes de mayo, «redescubrir la belleza de rezar el rosario en casa», solos o acompañados
El Papa Francisco ha invitado a los fieles a aprovechar este mes de mayo para «redescubrir la belleza de rezar el rosario en casa». En una carta hecha pública este sábado, Francisco recuerda que en el mes de mayo que está a punto de comenzar «el pueblo de Dios manifiesta con particular intensidad su amor y devoción a la Virgen María».
Una de las formas tradicionales de hacerlo es el rezo del rosario «en casa, con la familia». Algo muy oportuno en la situación actual, en la que «las restricciones de la pandemia nos han obligado a valorizar esta dimensión doméstica, también desde el punto de vista espiritual».
«Contemplar juntos el rostro de Cristo con el corazón de María, nuestra Madre, nos unirá todavía más como familia espiritual y nos ayudará a superar esta prueba», subraya el Santo Padre en su breve misiva. En este sentido, él mismo se compromete a rezar por todos, «especialmente por los que más sufren»; y pide –como es su costumbre– también las oraciones de todos los fieles.
Orar con sencillez
Para esta oración doméstica, la consigna del Papa es «la sencillez». Según las circunstancias, se podrá elegir rezarlo juntos o de manera personal, «apreciando lo bueno de ambas posibilidades». Sí propone, al terminar esta oración, rezar una de las dos oraciones que ofrece al final de su carta, ambas compuestas para pedir en especial por el fin de la pandemia.
Ambas compuestas por él, una es la que pidió que se rezara en el mes de marzo. La otra, más larga, incluye intenciones particulares por quienes trabajan en primera línea, incluido el personal sanitario y los sacerdotes; además de por los científicos y los gobernantes. Pide además que aumente la conciencia mundial para dedicar a la prevención de catástrofes el dinero que se invierte en armamento, y para redescubrir que todos «pertenecemos a una única y gran familia». «Yo mismo las diré durante el mes de mayo, unido espiritualmente a ustedes».
En la carta se ofrece también el enlace a una página dedicada al rosario dentro de la misma web del Vaticano, con una guía sencilla para su rezo además de una recopilación del magisterio de los papas.
El rezo del rosario en familia tiene siempre indulgencia plenaria si se hace con pleno rechazo interior a todo pecado y cumpliendo los requisitos habituales. En marzo, el Papa lo incluyó en las oraciones que se podían hacer por el fin de la pandemia y para las cuales los requisitos de confesar y comulgar en la semana anterior o posterior eran sustituidos por el acto de contrición y la comunión espiritual, con el firme propósito de realizarlos sacramentalmente en cuanto sea posible.
Recuerdo a quienes realizan servicios fúnebres
Este sábado, fiesta de san Marcos, el Papa ha ofrecido la Misa de Casa Santa Marta por «los que realizan los servicios fúnebres. Es tan doloroso, tan triste lo que hacen, y sienten el dolor de esta pandemia tan cerca».
En su homilía, al comentar el Evangelio del día, el Pontífice ha subrayado que «la fe es misionera o no es fe. La fe no es una cosa solo para mí, para que yo crezca con fe: esto es una herejía gnóstica. La fe siempre te lleva a salir de ti mismo» y a transmitirla. «Debe ser ofrecida, especialmente con el testimonio».
Este anuncio tiene una dimensión social, para toda la sociedad. «No significa hacer proselitismo –ha matizado Francisco–, como si estuviera en un equipo de fútbol o fuese una sociedad de beneficencia». Se trata de revelarla con el propio testimonio y a través del servicio, «para que el Espíritu Santo pueda actuar en la gente» que nos ve y escucha. «Si digo que soy cristiano y vivo como un pagano, eso no convence a nadie».
En esta labor misionera, los cristianos tenemos la seguridad de que «siempre está el Señor con nosotros. En la transmisión de la ideología habrá maestros, pero cuando tengo una actitud de fe que debe ser transmitida, está el Señor que me acompaña».