Sólo un día después de que la Iglesia celebrase la primera festividad de san Pedro y san Pablo, el Papa Francisco recordó a su sucesor, el Papa emérito Benedicto XVI, para ensalzar su capacidad de «discernimiento y valor» para buscar y seguir «la voluntad de Dios que hablaba a su corazón, en su conciencia»
Así lo expresó el Santo Padre durante el rezo del ángelus dominical, en el que explicó la importancia que tiene para la vida cristiana buscar, en la oración, la voluntad de Dios que habla en la conciencia y que da la verdadera libertad. «Jesús, a nosotros los cristianos, nos quiere libres como Él. Con aquella libertad que viene de este diálogo con el Padre, de este diálogo con Dios. Jesús no quiere cristianos egoístas, que sigan el propio yo, que no hablan con Dios, ni cristianos débiles, cristianos que no tienen voluntad, cristianos a control remoto, incapaces de creatividad, que buscan siempre conectarse con la voluntad de otro, y no son libres. ¡Jesús nos quiere libres!», dijo el Papa.
Ante los miles de peregrinos que asisten cada domingo al rezo del ángelus en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre preguntó: «¿Dónde se consigue esta libertad?», para responder, a renglón seguido: «En el diálogo con Dios en la propia conciencia. Si un cristiano no sabe hablar con Dios, no sabe escuchar a Dios en su propia conciencia no es libre, no es libre. Por eso debemos aprender a escuchar más a nuestra conciencia». Algo que, no obstante, «no significa seguir el propio yo, hacer aquello que me interesa, que me conviene, que me gusta… ¡No es esto! La conciencia es el espacio interior de la escucha de la verdad, del bien, de la escucha de Dios; es el lugar interior de mi relación con Él, que habla a mi corazón y me ayuda a discernir, a comprender el camino que debo recorrer, y una vez tomada la decisión, a ir adelante, a permanecer fiel».
Fue en ese momento cuando el Papa Francisco aludió al «reciente y maravilloso ejemplo» de esa libertad que ha dado al mundo el hoy Papa emérito Benedicto XVI, a quien «cuando el Señor en la oración, le ha hecho comprender cuál era el paso que debía dar, ha seguido, con gran sentido de discernimiento y valor, su conciencia, o sea la voluntad de Dios que hablaba a su corazón». Y concluyó: «Este ejemplo de nuestro Padre nos hace mucho bien a todos nosotros, como un ejemplo que debemos seguir».