Fue una catequesis muy pedagógica, a modo de preguntas y respuestas, en las que el Papa resumió lo que el Concilio y el Catecismo explican sobre el término Pueblo de Dios. «Dios no es propiedad de ningún pueblo», dijo, en su síntesis en español. «Más bien, es Él quién llama a todos, sin distinción, y en Él todos somos uno. Entramos a formar parte de este pueblo por un nuevo nacimiento, el bautismo, y a través de la fe, que es don de Dios que siempre debemos cultivar. Su ley es ciertamente el amor, que significa reconocer a Dios como nuestro único Señor y al prójimo como un verdadero hermano. La misión de este pueblo es llevar al mundo la esperanza y la salvación de Dios y ser signo de su amor por todos. Su fin es el Reino de Dios, que Él ya ha comenzado en la tierra, pero que debe dilatarse hasta su consumación, cuando se manifieste Cristo, vida nuestra».
Al final de la audiencia general, el Papa recordó que ese día se celebraba la Jornada mundial contra el trabajo infantil, y denunció «la explotación de niños en el trabajo doméstico». «Escuchen –dijo–, esto es un deplorable fenómeno en constante aumento, especialmente en los países pobres. Son millones los menores, en su mayoría niñas, víctimas de esta forma oculta de explotación que comporta a menudo también abusos, maltrato y discriminación ¡Ésta es una verdadera esclavitud!», y la comunidad internacional debe poner acciones eficaces «para enfrentar esta auténtica plaga. Todos los niños deben poder jugar, estudiar, orar y crecer, en la propia familia, en un contexto armónico, de amor y de serenidad. Esta gente, en vez de dejarlos jugar, los hace esclavos. Esta es una plaga. Es su derecho y nuestro deber. Una infancia serena permite a los niños mirar con confianza hacia la vida y el futuro. ¡Ay del que sofoca en ellos el impulso gozoso de la esperanza!»
Al término de la audiencia, el Pontífice saludó y conversó unos minutos con el Presidente de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), entidad promotora de la Fundación Universitaria San Pablo CEU, al frente de un grupo de propagandistas en peregrinación a Roma (en la foto).