Un viaje histórico hacia el diálogo
- Francisco viaja a Jordania, Palestina e Israel en medio de la de tensión política y religiosa
- Los judíos ultraortodoxos han iniciado una ola de violencia por la soberanía del Cenáculo
- Bergoglio viaja por primera vez en su séquito junto a un rabino y un líder musulmán
- El Papa se reunirá primero con Abu Mazen y visitará un campo de refugiados de Dheisheh
El Papa de los Pobres llega hoy a Tierra Santa con la intención de convertirse en el Pontífice del diálogo y la reconciliación. Un maratoniano viaje de tres días en el que Francisco, que aterrizará en Amán (Jordania), visitará Belén (Palestina), Tel Aviv y Jerusalén (Israel). La llegada de Bergoglio está cargada de simbolismo por el aumento de tensión que vive la zona tras la ruptura del proceso de paz árabe-israelí y por la ola de violencia que ha sufrido la comunidad cristiana a manos de ultraordoxosos radicales en los meses previos a su visita.
Antes de poner un pie en los santos lugares del cristianismo, el Papa argentino ya ha realizado dos gestos importantes. El primero, elegir un país árabe para iniciar su viaje y visitar Palestina antes que Israel. El domingo 25 de mayo, el Pontífice se trasladará en helicóptero de Amán a Belén, donde se encontrará con el presidente del Estado Palestino, Abu Mazen. Además, Francisco acudirá al campo de refugiados de Dheisha, un gesto que ha sido interpretado por los palestinos como un reconocimiento a la situación que vive su pueblo.
La segunda innovación de Francisco es que por primera vez un Pontífice llevará en su séquito a líderes espirituales de otras confesiones religiosas: el rabino Abraham Skorka y el profesormusulmán Omar Abboud. Ambos amigos personales de Bergogliodesde que era obispo en Buenos Aires.
Bergoglio se convierte así en el cuarto Papa en pisar Tierra Santa tras Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI. De hecho, el motivo oficial de la visita es celebrar el 50º aniversario del encuentro entre Pablo VI y el patriarca Atenágoras. Un abrazo histórico que Francisco repetirá con el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, en Jerusalén, su última parada antes de su regreso. Allí se reunirá con el gran muftí, visitará el Muro de las Lamentaciones y el memorial de Yad Vashem. También se encontrará con el presidente israelí, Simon Peres, y con el primer ministro, Benjamin Netanyahu.
A diferencia de Jordania y Palestina, en territorio israelí no hay previsto ningún acto multitudinario, aunque el plato fuerte se reserva para el final:la misa del Papa en el Cenáculo, la segunda en 500 años. La soberanía del lugar donde se celebró la Última Cena ha desatado la ira de los judíos ultraortodoxos, que han atacado templos y han iniciado una campaña de vandalismo contra la comunidad cristiana. La tradición judía sitúa allí la tumba de David, y los radicales consideran una «catastrofe» compartir el templo con los católicos. La tensión política y religiosa está por tanto en el itinerario. Quizá por eso Francisco, que va a ‘papamóvil’ descubierto, ha pedido a los fieles que recen por él.