El Papa, sin embargo, parece decantarse por dejar la solución en manos de expertos. La creación de esta comisión también podría interpretarse como un intento de evitar que el debate sobre estas cuestiones adquiera excesivo protagonismo en el Sínodo, que debe centrarse más bien en proponer la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio, la familia o la sexualidad de una forma más eficaz y atractiva, en un contexto marcado por la hegemonía cultural de propuestas relativistas que han generado una gran carga de sufrimiento humano, con millones de abortos y rupturas familiares.
A nivel mediático, la cuestión de la comunión de los divorciados sigue acaparando la atención. El último episodio ha sido la publicación de un libro con artículos de cinco cardenales (Gerhard Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe; Raymond Leo Burke, Prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica; Walter Brandmüller, presidente emérito del Comité Pontificio de Ciencias Históricas; Carlo Caffarra, arzobispo de Bolonia, y Velasio De Paolis, Presidente emérito de la Prefectura para los Asuntos Económicos), supuestamente escrito pare refutar las tesis expuestas por el cardenal Walter Kasper, Presidente emérito del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, en el consistorio sobre la familia celebrado en el Vaticano el pasado mes de febrero. El cardenal Müller ha explicado que entregó su texto meses antes del consistorio.