Entrevista a Dieudonné Nzapalainga, arzobispo de Bangui, y Kobine Layama, imán de la mezquita central
Premio Mundo Negro a la Fraternidad 2016
Hablar de República Centroafricana es hacerlo del segundo país con menor esperanza de vida del mundo -en torno a los 50 años-, según la Organización Mundial de la Salud, y del que tiene uno de los índices de desarrollo humano más bajos del mundo. También de las guerras de religión o de la lucha por los «diamantes de sangre». Campeón de los pobres, dos hombres de RCA se han convertido también en un modelo para un mundo que se repliega cada vez más en sí mismo. En diciembre de 2013, las milicias anti-Balaka lanzaron una ofensiva contra Bangui en la que murieron más de 1.000 personas en solo un par de días, recuerda la revista Mundo Negro, de los Misioneros Combonianos en España, que les ha concedido el premio a la Fraternidad 2006 a Dieudonné Nzapalainga, arzobispo de Bangui, y Kobine Layama, imán de la mezquita central, por su valentía en aquellos días.
Nzapalainga acogió en su casa al imán y a su familia después de que los extremistas cristianos y animistas destrozaran la casa del clérigo musulmán. Layama había denunciado las atrocidades de las milicias musulmanas de la Seleka, en el poder entre marzo de 2013 y enero de 2014. Este imán fue acusado de traidor por los suyos. Perseguido por unos y por otros, esperó a que pasara la tormenta resguardado durante nueve meses en la casa del cardenal. Desde entonces los llaman «los mellizos de Dios». En un país con cerca de un millón de refugiados y desplazados, su hermanamiento ante las amenazas de muerte y la violencia sectaria ha calado en los barrios de la capital centroafricana. «Los musulmanes que irrumpieron en República Centroafricana son yihadistas y quieren instaurar un Estado islámico. Sobre el terrerno, desgraciadamente, se ha deslizado el tema religioso, pero el origen de la guerra es militar y político», explicó monseñor Nzapalainga en su visita a Madrid. Layama agregó que «los extremistas musulmanes están en la ignorancia y hacen un daño enorme a la religión islámica».