En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa.» Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: «Está cerca de vosotros el reino de Dios” (San Lucas 10, 1-9).
COMENTARIO
¿Soy obrero tuyo Señor, o…trabajo siempre para mí?
Por mi bautismo he sido enviado a dar gratis lo que gratis se me ha entregado. Sigue creciendo cada día en mí la semilla que plantó en mí tu Iglesia. Esa semilla que mis padres regaron y cuidaron y que tan lentamente ha ido germinando con la ayuda de los hermanos compañeros de viaje que Tú has puesto en mi camino: los presbíteros mis catequistas, y el imprescindible auxilio de los sacramentos que cada día van edificando y fortaleciendo mi fe. Esa fe infantil de los primeros años y está fe más madura y serena que en el correr de los años me han hecho conocerte y experimentar tu amor y tu misericordia con mis pecados. Por eso al escuchar de nuevo estas palabras tuyas, siento tu aliento… “¡ANIMO! ¡No desfallezcas yo voy contigo un día más! Mi paz te he dado, no tengas miedo, se valiente y haz sencillamente lo que tienes que hacer. Yo estoy contigo, soy tu defensor. Te asistiré en las contrariedades. Te daré consuelo en la enfermedad, ojos para ver en las dificultades. Quiero verte alegre y contento, firme en el combate que en cada momento tendrás con “EL ACUSADOR”. No dudes, se leal. No seas incrédulo sino creyente porque sin mi nada puedes y conmigo todo lo conseguirás. Ten FE.
¡BUEN DÍA CON EL SEÑOR!