Una de las consecuencias positivas de la pandemia, en opinión del cardenal Miguel Ángel Ayuso, prefecto del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, es que ha suscitado «en todas las sociedades un sentimiento positivo de solidaridad más allá de la pertenencia cultural, religiosa o social».
Una muestra más es la jornada de oración por el fin de la pandemia, ayuno y caridad («elementos comunes a la mayoría de las religiones») convocada para este jueves por el Alto Comité para la Fraternidad Humana, que preside el cardenal. Esta institución nació en agosto para promover el Documento sobre la fraternidad humana firmado en febrero de 2019 en Abu Dabi por el Papa y el gran imán de Al Azhar. Ambos líderes han sido los primeros en apoyar la convocatoria, seguidos por el secretario general de la ONU, António Guterres, además de por instituciones como el Consejo Mundial de las Iglesias y el Consejo Judío Mundial.
Dadas las circunstancias, la jornada se vivirá en la intimidad. «No tiene nada que ver con el sincretismo», apunta Ayuso. «Se trata de hacer frente a nivel religioso a una realidad que está afrontando toda la humanidad» y que está generando mucho sufrimiento. Será «otro hito en el camino del diálogo interreligioso», que pone de manifiesto que el Documento sobre la fraternidad humana sigue dando fruto. Sus principios se extienden «sin prisa pero sin pausa. No queremos fuegos artificiales», sino que apuestan por «difundirlo localmente», especialmente en el ámbito educativo.
María Martínez López