En aquel tiempo, al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea.
Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:
«Tierra de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló».
Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:
«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos».
Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
Su fama se extendió por toda Siria y le traían todos los enfermos aquejados de toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados, lunáticos y paralíticos. Y él los curó.
Y lo seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania. (Mt 4, 12-17. 23-25)
Al inicio del año litúrgico, la Iglesia santifica el tiempo con la presencia de Cristo. El Señor conduce la historia con justicia. Las narraciones de vocación, las síntesis de la misión, el quinto evangelio – como llamó Pablo VI a la geografía en Tierra Santa -, son el cuadro en el que Jesucristo sitúa a su Iglesia en la ardua tarea pastoral, catequética, y de santificación de este año 2017. Ayer eran las regiones de Judea, Galilea, la Decápolis. Hoy, el panorama geográfico se ha incrementado hasta los confines del mundo: Alaska, Oceanía, Mongolia, China.
Los signos del reino, que son las curaciones espectaculares de aquellos enfermos, hoy los encontramos en la tarea de los discípulos de San Giuseppe Cottolengo; o en las del reformador de la Orden de San Juan de Dios, y fundador de las HH Hospitalarias, el Padre San Benito Menni.A su muerte, acaecida en Dinán (Francia) el año 1914, había creado 22 grandes centros entre asilos, hospitales generales y hospitales psiquiátricos. Sus restos descansan en la Casa-madre de Ciempozuelos. El 21 de noviembre de 1999 Juan Pablo II lo canonizó. www.hermanashospitalarias. Por decir algunos de los que continúan la presencia de Jesucristo entre los más pobres de los pobres, los enfermos de Alzheimer, los afectados por otras enfermedades psíquicas.
El evangelio de hoy hace una llamada renovada a la conversión. En la actividad misionera de la Iglesia, vemos al príncipe de este mundo caer como un rayo del cielo. Esto vuelve a suceder cuando alguien pide el Bautismo, cuando nos acercamos al sacramento del perdón de los pecados. Pero no sólo eso. La Iglesia ha recibido una tarea de mayor calado, que va más en profundidad, en relación al estado de la humanidad. La Iniciación cristiana que prepara o renueva el bautismo, es un proceso en el que se palpa esta presencia de Cristo entre nosotros. Él está Resucitado, es el vencedor del pecado, del miedo a la muerte, de la esclavitud al demonio.
Desde hace dos mil años, Cristo sigue actuando en la Iglesia por medio de sus ministros. Es bueno señalar que los milagros físicos, o psíquicos, de los que la Iglesia sigue siendo testigo en su misión evangelizadora, no son nada en comparación del milagro moral que supone la creación de una comunidad cristiana donde se dan los signos del Amor y de la Unidad. Es decir, no son nada en comparación de la aparición de la Iglesia en medio de una sociedad que va hacia el solipsismo más total.
Erik Gandini, La teoría sueca del amor, Crónica de Jorge Martínez Lucena, Aleteia en Español, 22 Nov. 2016. En este documental vemos la pesadilla en la que se ha convertido la utopía de la autonomía. Se pone a Suecia como un modelo de «felicidad social», pero ¿qué hay detrás? El sueño de Olof Palme de los años setenta fue un estado de bienestar capaz de posibilitar condiciones sociales y económicas en las que era posible realizar el ideal de independencia individual. El Estado se hace cargo del individuo, rompiendo todo vínculo fraterno, paterno-materno, esponsal, especialmente en lo referente a los vínculos económicos. Pero los primeros en desaparecer, son los vínculos afectivos.
En Suecia, casi la mitad de la población vive sola. Uno de cada cuatro muere y nadie reclama su cadáver. Los abuelos están absolutamente desconectados de sus hijos y sus nietos. La tasa de suicidios es una de las más altas del mundo. Como dice el propio Bauman: “Los suecos han perdido las habilidades de la socialización, al final de la independencia no hay felicidad, sino el vacío y la insignificancia de la vida y un aburrimiento absolutamente inimaginable.”
Muchas formas modernas de soledad aún esperan al Reino de los cielos que ha llegado. La soledad está vencida, porque el Reino de Dios ya está entre nosotros, y dirán, también hoy: “¡Mirad cómo se aman!”.
De ello habla Jesús en el evangelio de san Juan: “lo que os mando es que os améis los unos a los otros.” (Jn 15, 17). “que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti, que también sean uno en nosotros para que el mundo crea que tú me has enviado.” (Jn 17, 21).