Llegó a mis manos por casualidad hace unos 20 años. Bendito libro. Me lo mostró alguien que me quiere. Tenía el aspecto de un libro gastado en muchas horas de oración. Lo abrí y me conmovió. Se lo pedí de inmediato, no sin antes preguntarle si lo estaba usando para su provecho espiritual, y lo conservo desde entonces. El libro tiene unas dimensiones de 14 centímetros de largo, 10 de ancho, y 4 de grosor. Está primorosamente encuadernado en fino cuero repujado sobre cartón, con sendas cruces impresas en sus tapas, y el lomo dividido en cinco cuarterones, donde dice con letras de oro impresas ya difíciles de leer: GUÍA DEL CRISTIANO. Contiene 649 páginas y un cuidado índice, todas ellas con el borde en pan de oro, e incluye cuatro cuidadas litografías referidas a la Sagrada Familia, la Misa, la Misa de Casamiento, y la Confesión.
Se trata de una séptima edición impresa en Madrid en el año 1870 en la imprenta de M. Minuesa, sita en la calle Juanelo nº 19, lo publicó la asociación denominada “Sociedad Religiosa” fundada en Madrid en 1845, y se puso a la venta en Madrid y París en las librerías del “Libro de Oro” con la correspondiente licencia eclesiástica.
Referencias de los que lo utilizaron
Se intuye un uso cuidadoso y regular del libro de oración que abarca dos o tres generaciones de personas que han dejado en él huellas indudables de sus sentimientos y devociones religiosas. Hay entre sus páginas referencias precisas a las comuniones de sus usuarios con “sellitos de comulgar” datados en el año 1884, en la iglesia de san Ildefonso, en el año 1909, en la iglesia de San Martín, en el año 1921 en la iglesia de San Lorenzo, y en el año 1923, en la iglesia de san Pedro el Real, todas de Madrid.
Por una tarjeta en color salmón incluida en el devocionario obtenemos el nombre de una de las usuarias. Se trata de una “tarjeta de adictas”, segunda serie, oficio 19, de la Real Archicofradía Española de la Guardia de Honor al Sagrado Corazón de Jesús, que aparece firmada por doña Dolores Ureña, en la que se exalta el amor al sufrimiento y se formula una oración titulada “Un ruego al Sagrado Corazón”.
Se intercalan entre las hojas del misal las numerosas oraciones y recuerdos de sus usuarios. Una Oración por España, del Obispo de Madrid Alcalá concediendo 50 días de indulgencia, e impresa por Porta Caeli, una hoja de un calendario de taco, del día 13 de octubre de 1929, domingo, con un relato titulado Las Mejores Joyas de la Vida de san Vicente de Paul, una estampa de la Inmaculada con la Oración a la Medalla Milagrosa, un billete de la tómbola de nuestra Señora del Sagrario, en la calle de las Armas, un recorte de un periódico de Madrid con la poesía titulada Ahnelos de Santa Teresa de Jesús, un recorte de periódico con el poema Rosario de María, que firma R.S.T., una estampa de la Virgen de Lourdes con el texto de Una Historia Edificante, publicada en el periódico francés La Croix, y editada por la imprenta Hueco Gravado de Barcelona, un díptico dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, con la fotografía del monumento, editado en la imprenta Talleres Voluntad, en la calle Serrano nº 48 de Madrid, una octavilla de la Acción Católica que anuncia la Navidad con la referencia: “En cada hogar un portalito, en cada corazón una cuna, en cada español un cristiano”, una hoja de calendario de taco del 15 de febrero de 1935, con una oración en el dorso titulada La Vida Sin Jesús, y un recorte de periódico con el poema titulado El alma de Jesús de un diario de Madrid
Los contenidos del libro
El libro derrocha ternura y misticismo y sus oraciones exaltan el alma con un decir piadoso lleno de fe y esperanza. Es como si nos pusiéramos a rezar de nuevo con nuestros padres y abuelos, con los que nos transmitieron la primera fe, con esa devoción profunda que embriaga los sentidos y que no necesita de motivos o razones para entregarse al Señor y subir hasta el cielo, llenando de ruegos al Padre las ánforas fecundas de la Comunión de los Santos.
Oraciones al despertar, al vestirse, al santo del día, al ángel de la guarda, para salir de casa, para bendecir la mesa, para después de comer, para acostarse, para antes y después de la confesión y de la comunión, la misa completa, la Semana Santa, el oficio al Santísimo, las oraciones de los papas, todos los himnos, el Santo Rosario, oficios de todas clases, trisagios y devociones especiales. Y en todo ello un estilo sencillo, una letra grande y redonda para ojos cansados, y un sabor del ayer, de cristiano viejo, que se siente pero que no se puede explicar si no es con alguna muestra, como la jaculatoria con que se terminan todos los ofrecimientos de los quince misterios del Santo Rosario en que se pide por “…la salud, paz y sosiego de estos reinos y de todos los príncipes cristianos. Amén”.
Horacio Vázquez.