Proseguimos con las enseñanzas de san Juan Pablo II sobre el Lenguaje del cuerpo y el Sacramento del Matrimonio.
SEGUNDA PARTE. 4 a 6.
& 4. De esta manera, pues, aquel «temor de Cristo» y «respeto» de los cuales habla el autor de la Carta a los Efesios, no es otra cosa que una forma espiritualmente madura de ese atractivo recíproco; es decir, del hombre por la femineidad y de la mujer por la masculinidad, atractivo que se manifiesta por primera vez en el Libro del Génesis (Gén 2, 23-25). Inmediatamente, el mismo atractivo parece deslizarse como largo torrente a través de los versículos del Cantar de los Cantares para encontrar, en circunstancias totalmente distintas, su expresión más concisa y concentrada en el La madurez espiritual de este atractivo no es otra cosa que el fructificar del don del temor, uno de los siete dones del Espíritu Santo, de los cuales nos ha hablado San Pablo en la primera Carta a los Tesalonicenses (1 Tes 4, 4-7).
Por otra parte, la doctrina de San Pablo sobre la castidad como «vida según el Espíritu» (cf. Rom 8, 5), nos permite (particularmente en base a la primera Carta a los Corintios, cap. 6) interpretar aquel «respeto» en un sentido carismático, o sea, como don del Espíritu Santo.
& 5. La Carta a los Efesios, al exhortar a los esposos a fin de que estén sujetos los unos a los otros «en el temor de Cristo» (Ef5, 21) y al inducirles, luego, al «respeto» en la relación conyugal parece poner de relieve, conforme a la tradición paulina, la castidad como virtud y como don. De esta manera, a través de la virtud y más aún a través del don («vida según el Espíritu») madura espiritualmente el mutuo atractivo de la masculinidad y de la femineidad. Ambos, el hombre y la mujer, alejándose de la concupiscencia encuentran la justa dimensión de la libertad de entrega, unida a la femineidad y masculinidad en el verdadero significado del cuerpo.
Así, el lenguaje litúrgico, o sea, el lenguaje del sacramento y del «mysterium», se hace en su vida y la convivencia «lenguaje del cuerpo» en toda una profundidad, sencillez y belleza hasta aquel momento desconocidas.
& 6. Tal parece ser el significado integral del signo sacramental del matrimonio. En ese signo -mediante el «lenguaje del cuerpo»-, el hombre y la mujer salen al encuentro del gran «mysterium», para transferir la luz de ese misterio -luz de verdad y de belleza, expresado en el lenguaje litúrgico- en «lenguaje del cuerpo», es decir, lenguaje de la práctica del amor, de la fidelidad y de la honestidad conyugal, o sea, en el ethos que tiene su raíz en la «redención del cuerpo» (cf. Rom 8,23). En esta línea, la vida conyugal viene a ser, en algún sentido, liturgia.
Links de las Catequesis 114 a 129 sobre el Amor conyugal y la Fecundidad:
www.gratisdate.org/nuevas/amor/ Entrada 3/05/2015
114. La doctrina de la «Humanæ vitæ»
115. El acto conyugal abierto a la vida
116. «Humanæ vitæ» y «Gaudium et spes»
117. Paternidad y maternidad responsables
118. La regulación de la natalidad
119. La transmisión de la vida
120. La anticoncepción y la continencia periódica
121. Continencia periódica responsable
122. Vida espiritual de los esposos
123. Amor conyugal a imagen del amor divino
124. La virtud de la continencia
125. La continencia matrimonial
126. Continencia periódica y virtud conyugal
127. La castidad conyugal
128. El respeto de los esposos por las obras de Dios
129. El amor humano en el plan divino
Juan Ignacio Echegaray.