El género:la ideología del siglo XXI
por Benigno Blanco
Presidente del Foro Español de la Familia
EN NUESTROS DÍAS EXISTE
UNA IDEOLOGÍA
OMNIPRESENTE A ESCALA
MUNDIAL, QUE INSPIRA LEYES,
PARTIDOS POLÍTICOS, MEDIOS DE
COMUNICACIÓN SOCIAL,
ORGANISMOS
INTERNACIONALES Y LLEGA
—COMO POR ÓSMOSIS—A LA
GENTE NORMAL DE LA CALLE.
SE TRATA DE LA IDEOLOGÍA DE
GÉNERO, TAN DESCONOCIDA
COMO PRESENTE EN NUESTRA
CULTURA
La ideología de género surgió a finales de los años sesenta del siglo pasado
en ambientes feministas norteamericanos y rápidamente se extendió al
hacerla suya el feminismo más radical primero, el lobby gay después y, por
último, las agencias de Naciones Unidas implicadas en la lucha contra la
población en el tercer mundo. Después de las cumbres de las Naciones
Unidas sobre la población en el Cairo en 1994 y sobre la mujer en Pekín en
1995, la ideología de género inspira las políticas de población, mujer, salud
y educación de la ONU en todo el mundo. Especialmente visible es hoy el
esfuerzo de Naciones unidas por implantar la ideología de género en toda
Latinoamérica.
Hoy la ideología de género es un poderoso instrumento de revolución cultural
que es usada como medio para recrear una cultura anti-vida y antifamilia
por todos los que defienden un laicismo militante que pretende
sustituir las raíces culturales cristianas de nuestra civilización por un nuevo
pseudohumanismo laico y ecologista. Y como le pasó al marxismo en el
siglo XX, no le faltan a la ideología de género ciertos apoyos en determinados
ambientes eclesiásticos por parte de algunos “teólogos”, como Hans
Küng, defensores de una “nueva ética universal”, que no es otra cosa que el
enésimo intento en la modernidad de recrear un humanismo ajeno a las
tradiciones cristianas.
Veamos brevemente cuáles son los contenidos de la ideología de género,
sin olvidar que, como toda ideología, también ésta tiene una clara voluntad
política y de poder. La ideología de género tiene su propia “agenda
política” para transformar la sociedad desde el poder a través de las leyes y
la educación.
Para la ideología de género, “hombre” y “mujer” no son realidades naturales,
sino construcciones culturales; la diferenciación sexual –como la distinción
de clases para el marxismo– es algo negativo, estructura de opresión que
hay que eliminar, pues es un invento histórico del varón para oprimir a la
mujer esclavizándola al servicio de la reproducción a través de la estructura
opresora del matrimonio. Para esta ideología no existen dos sexos naturales,
sino distintas “orientaciones afectivo-sexuales”: cada uno puede y
debe inventarse a sí mismo en materia sexual sin tener que atenerse a ninguna
atadura previa, ni biológica, ni moral, ni cultural,ni funcional. Todas las
“orientaciones afectivo-sexuales” (homosexualidad, heterosexualidad, lesbianismo,
transexualidad, bisexualidad, etc.) son expresiones de la autonomía
personal y, por tanto, todas igualmente valiosas.
El objetivo de la ideología de género es acabar
con la propia diferenciación de sexos y, para ello,
destruir el matrimonio y la familia como estructuras
opresivas que esclavizan al hombre al fijarlo
como varón y a la mujer al atarla a su condición
de hembra. Sólo así se alumbrará la nueva sociedad
sin sexos, formada por personas libres liberadas
de la esclavitud de las viejas morales y donde
ya no habrá hombres y mujeres sino homosexuales,
transexuales, heteros, etc. en pacífica convivencia.
Por fin la humanidad será libre y feliz en
el nuevo paraíso del género.
Para avanzar hacia ese paraíso, los ideólogos de
género pretenden “reconstruir” —deconstruir,
dicen ellos– el concepto mismo de familia, de
educación, del lenguaje, del derecho, la
moral y la misma religión.
Estas realidades son, para ellos, en su significado
tradicional, opresivas y contrarias a la verdadera
liberación personal, pues presentan la atracción
entre hombre y mujer como natural, cuando no
es más que una construcción histórica al servicio
del despotismo del hombre sobre la mujer y de
los heterosexuales frente al resto de orientaciones
sexuales. La maternidad y su ámbito privilegiado,
el matrimonio, son los obstáculos para la
definitiva liberación; por eso, hay que promover
las técnicas de reproducción asistida que nos
liberarán de la última esclavitud: quedar embarazadas
y parir; por eso, hay que suprimir el matrimonio
como institución específica para la unión
entre hombre y mujer y sustituirlo, como se ha
hecho en España, por la unión entre cualesquiera
dos adultos, sea cual sea su “orientación afectivo-
sexual”; si ya no existen hombres y mujeres,
no puede haber una institución específica para
su relación mutua.
La ideología de género es la rebelión última del
ser humano contra su condición de criatura, en
palabras del entonces Cardenal J. Ratzinger.
Conforme a esta ideología el hombre, negada
previamente su condición espiritual, se libera de
su propia condición biológica. Ya nada le ata, se
puede crear a sí mismo; ya es dios
para sí mismo, pura voluntad
que se autocrea.
En España estamos viendo en estos últimos años
el despliegue político de la agenda de género.
No puede extrañarnos que un Gobierno que ha
hecho suya esta ideología haya priorizado en su
agenda legislativa la equiparación de las uniones
de personas del mismo sexo con el matrimonio,
la eliminación del matrimonio como compromiso
estable a través del divorcio exprés, la liberalización
absoluta de las técnicas de reproducción
asistida y el total impulso a la investigación en
esta materia, clonación incluida, a través de la
nueva ley de investigación biomédica. Como
complemento, este Gobierno pretende
deconstruir la religión con su laicismo rampante,
la educación a través de la asignatura de
Educación para la Ciudadanía (EpC) y el propio
concepto de sexo a través de la nueva ley reguladora
de la transexualidad y la identidad de
género, que permitirá a cualquier persona inscribirse
en el Registro civil como hombre o
mujer a voluntad, al margen de cuál sea su sexo
morfológico -sin operarse para cambiar de
sexo, para entendernos-.
Se consuma ahora la agenda política de la ideología
de género al presentarla a las nuevas generaciones
como parte de la “ética nueva” en que
EpC quiere que “construyan su conciencia moral”.
Judith Butler, ideóloga de género, escribió en
“Deshacer el género”: “La tarea de la política internacional
de gays y lesbianas es nada menos que
rehacer la realidad, reconstituir lo humano”. En
España, los defensores de esta ideología, con los
apoyos políticos con que cuentan, están en ello.
Conviene ser conscientes y tomar postura.