En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús tanto amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?»
Al verlo, Pedro dice a Jesús: «Señor, y éste ¿qué?»
Jesús le contesta: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme.»
Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?» Éste es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que los libros no cabrían ni en todo el mundo (San Juan 21, 20-25).
COMENTARIO
Este 8 de junio es sábado antes de Pentecostés. Es una gran Solemnidad. Hoy la Iglesia celebra una vigilia especial, la Vigilia de Pentecostés. Vamos a comentar el Evangelio del día, no el de la Vigilia.
Se trata del final de Evangelio de san Juan. La escena es conocida: Jesús resucitado se encuentra con un grupo de discípulos al borde del lago de Galilea. Después de desayunar con ellos, los peces que han pescado y un pan que no han amasado, Jesús ha confirmado a Pedro como pastor de sus ovejas y de sus corderos y ha reiterado su primera palabra: “Sígueme”. “Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús amaba, el mismo que en la última cena se había apoyado en su pecho y la había preguntado: “Señor, ¿quién es el que te va a entregar”? Al verlo, Pedro dice a Jesús: “Señor y éste ¿Qué?”
El discípulo amado según toda la tradición es Juan, el mismo que escribe este Evangelio. Juan es amigo de Pedro. Han sido llamados juntos, han compartido toda la aventura del seguimiento de Jesús en vida, han sido testigos elegidos de la Transfiguración, han sido testigos de la resurrección de la hija de Jairo, han compartido el susto del prendimiento de Jesús, lo han seguido hasta el patio del Sumo Sacerdote…
Ahora la tarea y la Misión que le señala Jesús a Pedro, ¿les van a separar? Esa parece ser la lógica de la pregunta de Pedro: “Señor y éste ¿Qué?” A un amigo le preocupa el destino, la tarea y el porvenir del amigo. Quizá también Pedro pregunta por su responsabilidad sobre el discípulo amado. Como si preguntara: ¿Este es cordero o es oveja? ¿Cómo lo debo considerar?
La respuesta de Jesús es un tanto enigmática. “Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú, sígueme”. Por eso, porque es enigmática comenzó a correr el rumor, la interpretación, que aquel discípulo no moriría. Y no fue así. Jesús, parece indicar a Pedro que su tarea, su misión va a consistir en pastorear las ovejas y los corderos de Jesús. Por lo tanto, la labor de Pedro no consiste en decidir sobre la vida y el trayecto de los discípulos, eso se lo reserva el Señor, sino en ser testigo de Jesús. El dueño del rebaño sigue siendo el Señor, él marca el camino, mejor aún él es el Camino de todos, de Pedro y de Juan. No hay otro. “Tú, sígueme”. En la medida en que Pedro siga fielmente y de cerca a Jesús, marcará el sendero correcto, la dirección adecuada. Pero el único Pastor, el dueño y forma del Rebaño seguirá siendo Jesús. “Tú, sígueme”. “El Buen Pastor camina delante de las ovejas y las suyas le siguen” había dicho Jesús en su momento.