Pedro se puso a decirle: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.»
Jesús dijo: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna.
Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros» (San Marcos 10,28-31).
COMENTARIO
Acabamos de celebrar la fiesta de Pentecostés, el envío del Espíritu Santo sobre los apóstoles, como primicias, principio de la Iglesia, fruto de la resurrección de Jesucristo, para hacer presente en el mundo, a todos los hombres, el amor de Dios.
En este contexto podemos entender este Evangelio: Los apóstoles, hombres como nosotros, con miedo, con apego a los afectos, a la comodidad… escuchan la llamada de Jesús y le siguen, de alguna manera ponen esta llamada en primer lugar en su vida.
También nosotros hoy, somos llamados a seguir a Jesús, sin que importen nuestras capacidades, sino la palabra que Él nos dice: “para los hombres eso es imposible, más para Dios todo es posible”.
Pidamos al Señor nos conceda su Espíritu.