El próximo domingo, 17 de noviembre, se celebra el Día de la Iglesia Diocesana, que este año tiene como lema ‘La Iglesia con todos, al servicio de todos’.
Asegura que “siempre ha sido así. Desde sus orígenes, la Iglesia ha hecho suyas las situaciones de la humanidad y se ha sentido llamada a paliarlas con el anuncio del Evangelio y con la fuerza de la caridad. A su manera, y consciente de que ese debe ser su modelo permanente, imita al Señor, que lavó los pies de sus discípulos y vive en medio de ella como quien sirve”.
Para el Cardenal, “ayudando a la Iglesia ayudamos a todos. Nuestra aportación, que comienza con la oración personal y comunitaria, se hace testimonio vivo de fe en la Paternidad de Dios cuando nos reunimos para celebrar los misterios de Cristo en la liturgia y para poner en común parte de nuestros bienes al servicio de los más necesitados”. Y es que, afirma, “no hay verdadera comunidad cristiana si falta la oración común, la escucha atenta de la Palabra de Dios y de nuestros pastores, la eucaristía y la caridad”. “Es precisamente, prosigue, este testimonio de ser un solo corazón y una sola alma el mejor programa misionero, capaz de tocar el corazón de quienes no creen”. Por eso, “en este Año de la Fe, y de la Misión Madrid en nuestra diócesis”, invita “a todas las parroquias y comunidades cristianas a ponerse al servicio de todos proclamando el Evangelio y dando testimonio de caridad”.
“La diócesis, como sabéis, necesita también la ayuda de todos sus miembros para llevar adelante sus instituciones, gracias a las cuales puede desarrollar la misión evangelizadora: me refiero al seminario, a la universidad eclesiástica ‘San Dámaso’, a los colegios y centros de enseñanza, a la Cáritas diocesana y otras tantas delegaciones episcopales, a través de las cuales podemos llegar a los niños y jóvenes, a las familias, a los emigrantes…”.
“Doy gracias a Dios por vuestra generosidad, probada en tantas ocasiones. Y os animo a seguir colaborando generosamente para que nuestra Iglesia sea siempre un signo vivo de la fe en Aquel que no vino a ser servido, sino a servir y a dar la vida por todos, Jesucristo, el Señor”, concluye.