Solo un amor más fuerte que el amor…
Fe sin amor es lo que llama el filósofo francés Fabrice Hadjadj «la fe de los demonios». No hay fe viva sin amor.
Si la fe requiere del amor, el amor requiere de la libertad. No hay amor sin libertad. El matrimonio humano, entre un hombre y una mujer, no es válido si no se ha contraído libremente. Y a mayor amor, mayor libertad: el Amor de Dios por cada uno de nosotros solo espera ser correspondido desde la libertad.
Y es imposible el amor sin el Amor. Tampoco puede haber amor al prójimo sin amor a Dios. Me permito citar unas palabras sacadas de una homilía del cardenal Schönborn citando al teólogo Schlatter: “negarse a sí mismo, tocar, tomar la cruz solo lo podemos hacer si nos impulsa un amor más fuerte que el amor a nosotros mismos”.
He aquí el punto central: solo desde este amor, más fuerte que el amor a nosotros mismos, podemos amar al enemigo.
porque el amor se ama…
Decía San Agustín: “Me dirás: ¿qué es el amor? El amor es el hecho mismo de amar. Ahora bien, ¿qué es lo que amamos? El bien inefable, el bien benéfico, el bien creador de todo bien. Sea él tu delicia, ya que de él has recibido todo lo que te deleita. Al decir esto, excluyo el pecado, ya que el pecado es lo único que no has recibido de él. Fuera del pecado, todo lo demás que tienes lo has recibido de él”.
El amor ni se aprende ni se comprende: el amor se ama. Se ama con todo el corazón, con toda la mente y con todas las fuerzas. Como Él nos amó: con toda su mente, coronada de espinas; con todas sus fuerzas, clavadas las manos y los pies; con todo su corazón, atravesado por una lanza. Se ama cumpliendo el Shemá (“Escucha, oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor es Uno»), siendo una sola carne con el Amor.
y mi moral es el amor…
Dios no solo nos ha creado por amor, sino que además nos ha creado para amarnos. Solo hay una felicidad duradera en esta vida: enamorarse de Cristo. ¿Cuál es la moral católica? La moral católica es Cristo. Haz como Cristo, y no hagas nada que no haga Cristo. Mi moral es Cristo, el Esposo que me ama y dice: “Me has robado el corazón, amada mía, esposa”.
Mi moral es Cristo: ser una sola carne con Él. Nuestra política es Cristo: no somos ni de derechas ni de izquierdas, somos de Cristo. Por odio a Cristo nos persiguen. Nos persiguen si nos asemejamos a Cristo, si vivimos a su imagen y semejanza.
El Amor es Cristo. Se ama con toda la mente (coronada de espinas), con todas las fuerzas (manos y pies crucificados), con todo el corazón (atravesado).
El Shemá se cumple en el amor al enemigo: Amad a vuestros enemigos, vengo pronto.
y de este amor surge la alegría…
Al experimentar este amor gratuito de Dios por mí, tras el asombro, surge la alegría. Alegría porque soy amado, y como soy amado es bueno que yo exista. En palabras de Benedicto XVI: “La fe alegra desde dentro”.
La verdadera alegría es la que brota de lo más profundo de mi corazón cuando experimento la belleza de la gratuidad del amor de Cristo por mí. Recordaba Pablo Domínguez, sacerdote madrileño que murió en un accidente de montaña en el año 2009, que para Santo Tomás la alegría es la consecuencia del amor, la alegría es el brillo del amor. La alegría más grande, está en el amor más grande, y el amor más grande está en el amor que Dios nos tiene… Cristo produce la alegría más grande pues saberse amado por Dios es la mayor alegría.
No hay enamorados sin alegría. A mayor amor, mayor alegría. Enamorarse de Cristo es la suma alegría. “Y se alegrará vuestro corazón y nadie os podrá quitar vuestra alegría.”( Jn 16, 22).