Dios te salve, María
llena eres de gracia;
el Señor es contigo;
bendita tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto
de tu vientre, Jesús.
Santa María,
Madre de Dios,
ruega por nosotros,
pecadores,
ahora y en la hora
de nuestra muerte.
Amén.
Ave Maria,
gratia plena;
Dominus tecum:
benedicta tu
in mulieribus,
et benedictus fructus
ventris tui Iesus.
Sancta Maria, Mater Dei,
ora pro nobis
peccatoribus,
nunc et in hora
mortis nostrae.
Amen
Bendita tú, María, que has bebido las aguas amargas de la ignominia;
tú que has asumido el yugo del deseo de Dios;
tú que has custodiado en el silencio la sabiduría;
tú que has acompañado a tu hijo en la vía dolorosa, y que en cada caída
se desmoronaba tu corazón, y tus dolores escrutaban el cielo buscando la luz;
tú que abrazabas la cruz fuertemente mientras tu hijo expiraba;
tú que ante la iniquidad y el martirio te has abandonado en la justicia del Padre;
tú que en el Gólgota, brotó de tu corazón el perdón callado y sumiso;
tú que tuviste en tus brazos el cuerpo inerte de tu hijo y que hallaste en su resurrección
el bálsamo del Espíritu Santo, muéstranos a Jesús, en quien poder reposar nuestra mirada
y descansar nuestra vida en el amor de Dios.
Amén
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