Autor: Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 1836-Madrid, 1870).
Obra: Rimas. Libro de los gorriones.
Fuente: Gustavo Adolfo Bécquer: Obras completas, edición de Joan Estruch Tobella, Cátedra, Madrid, 2004.
página 62: Rima 12.
Lo que el salvaje que con torpe mano
hace de un tronco a su capricho un dios
y luego ante su obra, se arrodilla:
eso hicimos tú y yo.
hace de un tronco a su capricho un dios
y luego ante su obra, se arrodilla:
eso hicimos tú y yo.
Dimos formas reales a un fantasma,
de la mente ridícula invención,
y hecho el ídolo ya, sacrificamos
en su altar nuestro amor.
de la mente ridícula invención,
y hecho el ídolo ya, sacrificamos
en su altar nuestro amor.
p. 67-68: Rima 24.
Las ropas desceñidas,
desnudas las espaldas,
en el dintel de oro de la puerta
dos ángeles velaban.
desnudas las espaldas,
en el dintel de oro de la puerta
dos ángeles velaban.
Me aproximé a los hierros
que defienden la entrada,
y de las dobles rejas, en el fondo
la vi confusa y blanca.
que defienden la entrada,
y de las dobles rejas, en el fondo
la vi confusa y blanca.
La vi como la imagen
que en un ensueño pasa,
como un rayo de luz tenue y difuso
que entre tinieblas nada.
que en un ensueño pasa,
como un rayo de luz tenue y difuso
que entre tinieblas nada.
Me sentí de un ardiente
deseo llena el alma;
como atrae un abismo, aquel misterio
hacia sí me arrastraba.
deseo llena el alma;
como atrae un abismo, aquel misterio
hacia sí me arrastraba.
Mas ¡ay!, que de los ángeles
parecían decirme las miradas:
-El umbral de esta puerta
sólo Dios lo traspasa.
parecían decirme las miradas:
-El umbral de esta puerta
sólo Dios lo traspasa.
Gustavo Adolfo Bécquer.
Antonio Barnés.
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