Hoy sábado, el Grupo Interdiocesano Centro-La Mancha de Cursillos de Cristiandad organiza una de estas Ultreyas Interdiocesanas, en la que participan cursillistas de siete diócesis: Madrid, Getafe, Alcalá de Henares, Ciudad Real, Sigüenza-Guadalajara, Cuenca y Toledo. Este encuentro arranca a las 10h. en el Colegio Paraíso Sagrados Corazones de Madrid (c/ Padre Damián, 34) con la acogida, seguida de un rato de oración y un acto de bienvenida.
A continuación, un cursillista de la diócesis de Madrid se encargará de impartir una charla sobre el lema del encuentro: La dulce y confortadora alegría de evangelizar, tomado de la Evangelii gaudium del Papa Francisco. Como es propio del Movimiento de Cursillos, estas charlas (también llamada rollo) suponen la proclamación de lo fundamental cristiano, siempre desde el punto de vista del testimonio personal y sin descuidar el rigor formativa y la fidelidad con la doctrina de la Iglesia.
La mañana concluirá con un tiempo de convivencia y comida compartida, y por la tarde, se reanudarán las actividades con un concierto organizado por la Comunidad de Cursillos de Cristiandad de la diócesis de Madrid. La Ultreya Interdiocesana concluirá con la celebración de la Eucaristía, a las 18:30 horas, y que estará presidida por el Consiliario Nacional de Cursillos de Cristiandad, monseñor Ángel Rubio, Obispo de Segovia.
Aunque la Ultreya interdiocesana es propia de cursillistas, cualquier persona que quiera acudir para conocer mejor este Movimiento de la Iglesia puede acercarse, pues una de las máximas prioritarias de Cursillos es el sentimiento de eclesialidad. Así lo dejó escrito uno de los tres iniciadores del Movimiento reconocidos por la Santa Sede, el sacerdote monseñor Sebastián Gayá Riera, prelado de Honor del Santo Padre: «Mucho más que las obras y mucho más que la obra, deben interesarnos las almas. No hagas del Movimiento de Cursillos, con tu cerrilismo, una capillita más. ¡Somos Iglesia! No creas que poseemos patente exclusiva de salvación; no quieras poner el veto para que el Señor pastoree las almas según a ti te acomode; no desestimes las demás realidades de la Iglesia; no des valor absoluto a lo que en los Cursillos sólo tiene valor accidental; no brindes ocasión para que los demás nos crean coto cerrado y monopolizador. ¡Cursillos, sí! ¡Cursillismo, no! ¡¡Somos Iglesia!!»