En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó: «Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna? »
Jesús le contestó: « ¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos».
Él le preguntó: «¿Cuáles?». Jesús le contestó: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo».El joven le dijo: «Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?».
Jesús le contestó: -«Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes, da el dinero a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo- y luego ven y sígueme». Al oír esto, el joven se fue triste, porque era muy rico. (Mateo 19, 16-22)
La vida del hombre en la tierra, dice el libro de Job, es una milicia y su día a día vale lo que vale un jornal (Job 7,1). El soldado milita por su “salario”, como el obrero por su jornal. Nadie hace nada gratis, por nada.
La pregunta del joven a Jesús (Mt.19,20) ante todo revela esto mismo: que es joven. Si estuviera ya curtido por los aires recios de los años, al sol y a la sombra, su pregunta quizá no fuera “qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna” (v16). Se habría dado cuenta de que no hay salario ni jornal que alcance en modo alguno para ese tipo de vida. La experiencia de la “milicia” y del “bregar” diario es la gratuidad en orden al Cielo. El sentido profundo de la santidad de tantos otros que en el mundo entero y en las situaciones más dispares caminan hacia él es que la naturaleza misma de la eterna vida es, valga la redundancia, su eternidad, su infungibilidad…, porque viene dada directamente de Dios; no hay en el cielo ni hollín, ni polilla ni ladrones. El Cielo es la gratuidad del Amor de Dios poseída y gozada sin limitación alguna.
¿Cuánto vale un alquiler con derecho a compra de un lugar allí, hecho desde aquí, desde esta tierra? El cumplimiento de los mandamientos, dice el Evangelio de hoy no alcanza. ¿Quizá alcanzaría profetizar en nombre del Señor, o echar demonios, o hacer milagros? Parece que tampoco (Mt 7,22-23). Entonces ¿qué? ¿Cómo conseguir “vivir eternamente” desde ahora ya? Negociar la cuenta de los bienes y caminar con Jesús. Es decir aligerar la mochila del viaje y amar como amó Él. ¡Esto es posible para Dios!