Reflexionando sobre elEvangelio del día que nos hace contemplar a Jesús mientras se presenta a Pilatos como rey de un reino “que no es de este mundo”, el pontífice recalcó que se trata de una contraposición entre dos lógicas, aquellamundana y aquella evangélica, la de Jesús, que se expresa en la humildad y en la gratuidad.
“Jesús se reveló Rey en el evento de la Cruz” y quien mira la Cruz de Cristo, dijo Francisco, “no puede no ver la sorprendente gratuidad del amor”.
Un amor que permanece sólido y firme aun ante el rechazo y que es el cumplimiento de una vida pasada en el total ofrecimiento de sí en favor de la humanidad.
La fuerza del reino de Cristo es el amor y es por ese motivo que la realeza de Jesús no nos oprime sino que nos libera de nuestras debilidades y miserias, animándonos a ir por los caminos del bien, de la reconciliación y del perdón. “Cristo es un rey que no domina sino que nos eleva a su dignidad y esto significa, servir a Dios y a los hermanos”.
Antes de iniciar el rezo del Ángelus el pontífice invitó a pedirle a la Virgen María que nos sostenga en nuestro compromiso de imitar a Jesús, nuestro rey, haciendo presente su reino con gestos de ternura, comprensión y misericordia.